Barrio Sésamo vs Bob Esponja

Comunidad Valenciana

Todos somos conscientes de la importancia de los medios de comunicación en la sociedad de los siglos XX y XXI. Especialmente influyente han sido, y siguen siéndolo, la televisión y la radio. Actualmente vivimos un momento en que las tecnologías de la información convergen en una sola pantalla; los teléfonos móviles y las tabletas recogen las imágenes, los sonidos y los textos en un único dispositivo.

Los expertos han venido advirtiendo desde el principio sobre el uso inadecuado de los medios de comunicación de masas. Las familias ideales que aparecen en series y películas de televisión no son el reflejo exacto de la realidad; las noticias muestran el aspecto más negativo de la sociedad; los contenidos no adecuados para menores aparecen casi en cualquier momento del día, a pesar de la vigencia de la autorregulación que profesan los distintos canales.

Hay que recordar que los niños gozan, o deberían gozar, de una especial protección en los medios. A veces no se tratan correctamente las noticias en que los niños son los protagonistas; y por otra parte, muchos menores reciben información en principio dirigida a adultos, que puede distorsionar su visión de la realidad. Y si no tenemos cuidado, esto podría suponer un peligro para la formación de la personalidad de los más pequeños.

Los expertos vienen analizando desde hace tiempo la relación entre los contenidos de los medios de comunicación y de cómo estos afectan a la mentalidad de los niños.

Por ejemplo, el psicólogo clínico Guillermo Dalia llama la atención a los propios medios de comunicación sobre la difusión de ciertos contenidos y de cómo estos llegan a los pequeños. Es partidario de que el papel de los medios frente al menor se ha de reforzar, y el de los padres, según el especialista, debería de ser el de actuar como filtro ante los contenidos que les llegan.

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Dalia justifica la atracción de los pequeños hacia las imágenes en movimiento y las narraciones rápidas, que influyen en los más pequeños, para evitar el aburrimiento.

Como es lógico, los medios de comunicación en ningún caso han de suplir la función de educar, así que eso de dejar a los niños entretenidos frente a la pantalla (o a las pantallas) para que vayan aprendiendo cosas, una acción muy común en las familias españolas, no sería lo más recomendable, ya que a mayor número de horas aislado, menos interactividad social, según el experto.

María Dolores Moreno es profesora de la Valencian International University y especialista en TDT. Según su experiencia, se crearon muchas expectativas con este medio, incluso educativas. Sin embargo, todo ha quedado en una multiplicación del número de canales, pero no de la calidad de los contenidos.

Moreno cree que los medios de comunicación per se no son ni buenos ni malos, siempre depende del uso que se haga de ellos.

A pesar de que las encuestas dicen que todo el mundo ve los documentales de la 2, los datos de audiencia, por contra, no reflejan lo mismo. Y es que todo aquello que suene a educativo, dice la experta, genera rechazo en la audiencia.

Siempre hay una luz. A pesar de la mala fama que tiene la televisión como medio educativo, puede ser una herramienta útil si se sabe llegar a clase por parte de un docente, si vemos las películas en versión original para reforzar el aprendizaje de los idiomas o se graban los programas más interesantes para ser debatidos en familia.

Hace algunos años, no tantos como algunos piensan, había programas educativos, como el mítico Barrio Sésamo, que inculcaban valores a través de la pequeña pantalla. ¿Y ahora? ¿Han cambiado los programas o ha cambiado la sociedad? Sobre esto hay muchas teorías. La pregunta queda en el éter.

Lo que queda claro es que los niños son un público especialmente vulnerable, de ahí la existencia de las leyes protectoras y los códigos de autorregulación en los contenidos de radios y teles. La catedrática en Teoría de la Comunicación y elaboradora del manual para periodistas "Mans menudes", Petra María Pérez, cree que aún queda mucho por hacer en cuanto a la protección de los menores en los medios. Especialmente en la televisión; en la radio, según la especialista, hay muy pocos niños fidelizados porque lo que de verdad les gusta es la imagen...y los programas para adultos.

Pero mucho cuidado, la profesora nos advierte de que debemos entender que lo que sale por la tele, dejando de lado los documentales, noticias o reportajes, forma parte de un guion. Las familias, las costumbres, los anuncios... todo forma parte de una ilusión. Entonces, ¿hay alternativas a la fantasía de la televisión? Pues sí, y no es nada nuevo. Los cuentos y relatos. Son ideales para estimular la imaginación y nos presentan resoluciones de conflictos al nivel de comprensión de los más pequeños.

Hasta ahora hemos oído hablar de la relación de los medios con los niños en una sola dirección, cuando los pequeños son receptores. Pero cuando los niños forman parte de la propia información hay que ser todavía más cuidadoso ya que, según la catedrática, los niños, a pesar de convertirse en el centro de la noticia, han de seguir siendo niños. Por eso tampoco es partidaria de ser utilizados como espectáculo en programas supuestamente dirigidos a ellos (cocina, musicales o de cualquier otra índole).

En definitiva, los medios de comunicación son meros transmisores de información, cada vez menos unidireccionales y más interactivos; pero no son buenos ni malos. Todo depende.

Entre los padres, los educadores y los propios medios de comunicación de masas nos hemos de poner de acuerdo en buscar una meta muy clara, la protección del menor. Conseguirlo depende de todos.