Agredidos varios aficionados rojiblancos en las calles de Lviv
Los incidentes, registrados a última hora de la tarde del lunes, se han debido a diversos motivos, desde intentos de robo hasta motivaciones políticas
Aitor es polaco, pero su madre nació en Getxo. Esta familia de aficionados al Athletic, que ha viajado a Lviv para vivir el partido, ha recibido pedradas de ucranianos / Diego González
Lviv (Ucrania)
A pesar de que apenas cien aficionados del Athletic acompañaron al equipo en el desplazamiento a Ucrania, se han registrado diversos incidentes en las últimas horas. Varios hinchas rojiblancos han sido agredidos en las calles de Lviv.
Los incidentes más graves se produjeron durante la madrugada de este martes en diversos puntos de la ciudad y por causas absolutamente distintas. En un caso parece que cuatro aficionados fueros golpeados cuando intentaron resistirse a un robo, otros recibieron algún golpe cuando un grupo de seguidores del Shakhtar intentó arrebatarles sus bufandas y en otro caso parece que hubo motivación política.
Durante el partido de ida, celebrado en San Mamés, se exhibió una pancarta en el fondo norte alentando a la zona pro rusa de Ucrania. Es más, en ese fondo incluso se ondearon algunas banderas rusas. El hecho no tuvo mayor recorrido en los medios de comunicación de Bilbao, pero en la prensa de Ucrania se le dio bastante publicidad. El Shakhtar, ubicado en la zona pro rusa, juega sus partidos en Lviv, muy cerca de la frontera con Polonia, una zona eminentemente pro europea y en la que Vladimir Putin es persona non grata. Sirva como ejemplo que uno de los mayores souvenir de esta región son los rollos de papel higiénico con la cara del líder ruso.
La exhibición de la pancarta en San Mamés provocó la agresión a unos seguidores rojiblancos que, curiosamente, son de nacionalidad polaca, aunque algunos cuentan con ascendencia vasca. El hecho de que se expresaran en polaco les salvò de recibir una paliza por parte de los radicales locales, enojados por la pancarta de la discordia exhibida en la Catedral.
Al final se trató simplemente de unos golpes que provocaron distintos hematomas en los cuerpos de los agredidos.