"Me he quedado sin casa y con lo puesto"

No era la casa más confortable del mundo. Pero era la que tenía y donde vivía Juan Francisco desde hace unos diez años con su perrita. Una caseta de pescador compuesta de cuatro endebles paredes que no alcanzarían ni los veinte metros cuadrados. "Estaba hasta empadronado allí", afirma. La intensa lluvia de la mañana del domingo se lo arrebató todo. "Me quedo con lo puesto. Con lo que ves", dice visiblemente afectado y con lágrimas en los ojos. Su pequeña vivienda fue de las pocas que resistieron los embates del proyecto de Perrault en Las Teresitas (hoy suspendido). No así los de lluvia de este domingo.

Todo fue cuestión de minutos. La lluvia era incesante e intensa. El cauce del barranco de San Andrés, en Santa Cruz de Tenerife, comenzó a crecer por segundos, hasta el punto de desbordarse y correr por la carretera de acceso a la playa e inundar el interior del conocido como 'mamotreto'. Demasiada agua. Demasiada presión, hasta el punto de romper muros. Porque si el barranco no es suficiente, el trayecto a la playa es válido. En el camino, la vivienda de Juan Francisco y la de su vecino.

"Yo estaba enfrente", en la zona de la cofradía de pescadores. "Menos mal que avisé a mi vecino, que estaba achicando agua. Si no, no lo cuenta", narra angustiado. Un conocido sacó a la perrita de Juan Francisco, que da vueltas por el pueblo pensando en lo que le queda. Vuelve hacia el lugar donde se hallaba su casa y saca fotos. Las fotos de su desgracia. "Y aquí no ha venido nadie del ayuntamiento. Vendrán mañana a sacarse la foto", grita indignado.

Los restos de la caseta de Juan Francisco y todo lo que el agua y el lodo arrastraron a su paso (coches, muebles, enseres, barcas,...) han ido a parar a la Playa de las Teresitas, cuya idílica imagen de rubia arena traída del Sáhara ha desaparecido de su primer kilómetro, dejando a la vista su origen: una gran playa de 'callaos' (o piedras negras).