Un virus olvidado, salvo para los que padecen covid persistente

Valencia

Cinco años después de la irrupción de la pandemia en nuestras vidas, en aquel mes de febrero de 2020, hemos querido recordar con Herme Vanaclocha, subdirectora de Epidemiología de la Generalitat durante la pandemia, la tragedia que significó la llegada del covid-19 y que no se dio por finalizada hasta 2023.

Herme Vanaclocha, ya jubilada, lo sigue recordando con mucha angustia, por la incertidumbre y las decisiones difíciles que hubo que tomar y con muy poca información en la mano. Pero también tiene un recuerdo emocionado por la labor generosa de todo su departamento y del personal sanitario de los hospitales, corriendo muchos riesgos en una situación muy complicada. Recuerda Herme que el virus llegó a la Comunitat Valenciana desde Italia, con aquel partido Atalanta-Valencia. Pero también por la celebración en Alicante de la Feria Internacional del Calzado. Recuerda Vanaclocha que pudieron tener trazabilidad de los casos hasta el 11 de marzo, en que se pasaron de cien a 400 casos, y a partir de ahí ya fue imposible seguir con la trazabilidad.

Herme no olvida dos momentos especialmente complicados: el primero, el del martes 10 de marzo, con la decisión de suspender las Fallas y la Magdalena. Nadie en España, recuerda, había tomado una decisión tan difícil. Pero se antepuso la salud ante todo lo demás. El segundo, los informes que tuvieron que hacer ante el Tribunal Superior de Justicia para mantener las restricciones, argumentando que el derecho a la salud era prioritario.

Recuerda Herme Vanaclocha que el peor momento de la pandemia en la Comunitat Valenciana fue en enero de 2021, cuando se llegaron a contabilizar 47.500 casos y, de media, cien fallecidos diarios. Se tuvieron que tomar decisiones drásticas, como la prohibición de acudir a los hospitales para acompañar a los familiares ingresados por covid grave o a las residencias.

Una pandemia similar se puede repetir, incluso a corto plazo, según Vanaclocha. Ahora hemos pasado de la fase del miedo a la del olvido, pero cree fundamental tener un sistema sanitario muy fuerte y potente, y mucha investigación. En cualquier momento tendremos una nueva pandemia, y si no se invierte en investigación lo tendremos muy mal. Hemos aprendido, dice, pero no del todo. Hoy hay sistemas de vigilancia mucho mejores y mucha más información. Pero si llegara un microorganismo nuevo, nos faltaría una tecnología adecuada para conocerlo y enfrentarlo adecuadamente.

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También hemos podido hablar con dos afectados por covid persistente. María García, con apenas un hilo de voz, recuerda que se contagió en julio de 2021, y que desde entonces tiene una especie de cóctel de efectos secundarios, y no solo el de la voz, que le impide incluso comunicarse con sus familiares más allegados. También tiene problemas para respirar, hacer esfuerzos continuados, incluso dificultad para permanecer de pie. Necesita una persona que le ayude en su dia a dia.

Vicente Ortais se infectó en enero de 2022 con la variante omicron, tuvo algunos síntomas como cansancio excesivo tras un esfuerzo y mareos, pero fue con un segundo contagio cuando se le dispararon los síntomas. Ahora sigue sin poder caminar más de cinco o seis mil pasos diarios, tampoco hacer esfuerzos intelectuales intensos. A dia de hoy tiene que controlar mucho sus esfuerzos. Ambos, como el resto de valencianos que sufren covid persistente, tienen que sufrir los síntomas que no se pueden tratar, salvo para aliviarlos, y con una medicación que les provoca otros síntomas.

Ambos tienen la esperanza de que algún día se encuentre alguna solución a su situación. Mientras tanto, están unidos e invitan a quien los necesite que contacte con ellos en covidpersistentecvalenciana@gmail.com.

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