Síndrome de asperger: la dificultad para entender las relaciones sociales
Las personas que presentan esta condición son actualmente diagnosticadas como TEA, aunque no presentan dificultad en el lenguaje literal y su inteligencia es normal o superior
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Entrevista a Lucía Civera y Beatriz Campos
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Valencia
El síndrome asperger ya no se diagnostica como tal, sino que desde hace años se encuadra en los TEA (Trastorno del Espectro Autista), es decir, un grado de autismo no acompañado de discapacidad intelectual ni de dificultades significativas de lenguaje en sus aspectos formales. En el Día Internacional del síndrome de asperger hemos hablado con Lucía Civera, psicóloga de la la Asociación Asperger València, y Beatriz Campos, diagnosticada hace tres años por la propia Lucía.
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Beatriz nos ha contado cómo su diagnóstico le hizo empezar a ser más amable consigo misma, a sus esfuerzos no reconocidos en su adolescencia por ser una buena estudiante y con una buena actitud, aunque se derrumbaba al llegar a casa. Recuerda que desde pequeña ha tenido múltiples diagnósticos: depresión clínica, bulimia, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo compulsivo, agorafobia... Ella sabía que algo no iba bien, que, como le decía su madre, no era feliz, no podía relacionarse socialmente y, de hecho, solo tuvo uno o dos amigos. Tenía rasgos de autismo, pero como sacaba buenas notas les decían que no había que preocuparse. Claro, eran los años ochenta.
Beatriz ha estado medicada con antidepresivos y ansiolíticos, no por el asperger, que no tiene medicación, sino por no haber encajado durante tanto tiempo en un ambiente hostil. Ella reconoce que, aunque sigue haciendo terapia con Lucía, no le preocupan las relaciones sociales, pero sí la autoestima o las disfunciones ejecutivas.
La psicóloga Lucía Civera nos recuerda que en 2013, la Asociación Americana de Psiquiatría decidió revisar esta denominación, aunque son muchas las familias de diversos países que luchan por recuperar el diagnóstico de asperger. Nos ha hablado de la dificultad de relacionarse que tienen estas personas, desde las relaciones con otros compañeros en colegios o institutos, a las del ámbito laboral con los compañeros del trabajo.
Una de las características del síndrome de asperger, nos explica Lucía, son los intereses obsesivos y repetitivos: por ejemplo, el frecuente ejemplo en los niños del interés en los dinosaurios, que en el caso de los niños con asperger va mucho más allá, con conocimientos muy específicos que verbalizan con auténtico disfrute, más allá de que su interlocutor acabe desinteresándose por el tema. Beatriz recuerda como cuando era pequeña, su propia familia le pedía que mostrara a los demás esos conocimientos, y que para todos era muy divertido, pero no tanto cuando se iba haciendo mayor.
Finalmente, Lucía nos ha señalado otro las características del síndrome de asperger: la literalidad del lenguaje, la falta de flexibilidad en la comprensión del mismo, en el sarcasmo, la ironía o las bromas que reciben con ingenuidad o inocencia.
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Arturo Blay
Editor del programa Hoy por Hoy Valencia desde 2023. Anteriormente editor de Hoy por Hoy Locos por Valencia...