Historia

La València Olvidada: La alquería y hort del canónigo Antonio Pontons (por Pepa Pascual)

Nos acercamos al barrio de Patraix para conocer lo que fue el jardín del Hort de Pontons

La València Olvidada: La alquería y hort del canónigo Antonio Pontons

La València Olvidada: La alquería y hort del canónigo Antonio Pontons

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València

Estamos hoy en el barrio de Patraix, en el jardín que ocupa actualmente parte de lo que fue el extenso jardín del Hort de Pontons del que ha quedado en la memoria su nombre ligado también a la alquería o residencia que perteneció al canónigo Antonio Pontons García.

Esta residencia, construida en época barroca, fue una de las más opulentas y cosmopolitas que se erigieron en los alrededores de Valencia. Se situaba al lado del camino viejo de Torrent, y estaba atravesada por la acequia de Favara. Fue totalmente derribada a principios del siglo XX y de ella sólo se conservan unas pocas imágenes recogidas en la revista Valencia Atracción y algunas de las esculturas que adornaban el jardín como después veremos.

Antonio Pontons vivió entre los siglos XVII y XVIII (1683- 1707), fue canónigo de la catedral y era poseedor de una notable fortuna. Se relacionaba con lo mejor de la aristocracia española y francesa y sus inquietudes artísticas le sitúan como una figura importante de la ilustración valenciana.

Como canónigo aparece varias veces en la documentación formando parte de algunas instituciones municipales, como la Fabrica Nova del Río o en el proyecto del muelle de piedra del Grao de Thomas Güelda. Estuvo muy ligado a la República de Génova con la que mantenía relaciones comerciales y mantuvo contacto con importantes artistas italianos de la época. Así se sabe que en el año 1691 se le encarga que consiga 2 estatuas representando una a Santo Tomás de Villanueva y otra a San Luís Beltrán. El canónigo encargó el trabajo al escultor genovés Giacomo Antonio Ponsonelli, que se convertiría en su artista preferido y al que le hizo varios encargos más para Valencia y para él mismo. Estas esculturas son las que se conservan actualmente en el puente de la Trinidad y antes estuvieron en el puente de San José.

Pero volviendo a la alquería de Pontons de Patraix sabemos que contaba con un extenso jardín y fue un claro referente de la jardinería barroca valenciana de la que sólo queda un ejemplo actualmente que es el huerto de la alquería de Julià, recientemente restaurado. La finca del canónigo Pontons tenía una superficie de 20.000 metros cuadrados y se articulaba en torno a un paseo central y estaba regado por la acequia de Favara.

La zona más próxima a la casa sería la del jardín artístico, donde se situarían hasta un total de 9 esculturas mitológicas realizadas en mármol de Carrara (Ceres, Flora, Baco, Apolo, Diana, Venus, Neptuno) además de un viejo calentándose, dos perros de piedra y 4 pirámides a modo de surtidores de fuente. A continuación, se encontraba la zona de huerto de frutales y plantas aromáticas y por último la zona de bosque. El centro del jardín, delimitado por parterres y setos de boj, lo presidía la escultura del dios Tritón.

Del edificio propiamente dicho se conserva poca documentación y la que hay se refiere únicamente al salón principal que era de planta cuadrangular con varios accesos decorados mediante estucos en los que alternaban los colores blanco y dorado. Según la descripción de una visita realizada en 1914 había en las paredes una representación de retratos de reyes así como de personajes militares importantes con cartelas que los identificaban. En la cabecera del salón había un dosel de estuco rematado por la corona real y los escudos de València, Aragón, Jerusalén, Sicilia y otros.

En la Guerra de Sucesión, el canónigo Pontons se decantó abiertamente por el lado de los Borbones y en contra del Archiduque Carlos y por ello, cuando se produjo la entrada en Valencia de éste último, tuvo que huir de la ciudad y se instaló primero en Requena y después en Pozo Rubielos (Cuenca) donde murió.

La alquería sirvió como residencia del Archiduque durante su estancia en Valencia entre 1706 y 1707 y es en este momento cuando se decora el salón principal con todos los retratos de reyes y personajes que hemos visto antes.

En su testamento, el canónigo Pontons deja todos los bienes al cabildo de la catedral de València, a excepción de la finca de Patraix, que pasó a manos del monarca Felipe V por expreso deseo del canónigo que se la cedió a un noble francés y después pasó al duque de Medinaceli.

Y así fue pasando por diversas manos hasta que a principios del siglo XIX se instaló en ella una fábrica sedera y fue desmantelada. En 1930 se derribó por su mal estado y en el solar se colocó una escuela taurina. Durante este proceso, algunas de las esculturas fueron vendidas y ubicadas en otros puntos de la ciudad donde permanecen hoy en día y otras desaparecieron. La figura del Tritón se puede ver hoy adornando la fuente de la Glorieta, la de Neptuno está situada en el Parterre y 4 de las restantes esculturas (Venus, Diana, Plutón y Apolo) se situaron en los jardines de Viveros hasta que en el año 2012 fueron retiradas para su restauración después de sufrir diversos actos vandálicos y actualmente se pueden ver en el patio del museo de la Ciudad.

En el año 2018, a petición de los vecinos de Patraix, el Ayuntamiento hizo réplicas de éstas cuatro últimas y se han colocado en el jardín en el que hoy nos encontramos como recuerdo de la magnífica villa y huerto que aquí existió.

Texto: Pepa Pascual

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Quique Lencina

Quique Lencina

Filólogo de formación y locutor de profesión, actualmente forma parte del equipo digital de Radio Valencia...

 
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