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OPINIÓN - LEVANTE UD

El Levante UD cierra un mercado de invierno sobresaliente

La dirección deportiva refuerza la plantilla de Julián Calero con tres fichajes, cede a Clemente e ingresa más de 7,5 millones de euros con los traspasos de Andrés García, Fabricio y Dani Gómez

Valencia

El Levante UD vive uno de los momentos más dulces de las tres últimas temporadas, aunque siga escociendo la primera derrota de la temporada en Orriols ante el Racing de Ferrol y que le deja a dos puntos de los puestos de ascenso directo tras la vigesimoquinta jornada de la Liga Hypermotion.

No me consuela perder en Anduva mereciendo ganar o que una actuación estelar de Jesús Ruiz rompa la imbatibilidad en el feudo granota, pero si me reconforta el grado de competitividad que este equipo demuestra en cada partido con independencia de si un día faltó definición o no hubo acierto en el último pase.

La calidad se paga y Levante dejó de ser, por obra y gracia de Quico Catalán, el rico de la categoría como se ha demostrado con la llegada de Álex Forés, Manu Sánchez e Ignasi Miquel, que han aceptado unas condiciones económicas muy bajas a cambio de vivir cinco meses de emociones fuertes con un club, un vestuario y una afición que ambiciona regresar a Primera división

Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo. La frase no es mía, es de Thomas Jefferson, principal autor de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776 y que encierra toda la verdad en la que el Levante está cimentando su nuevo proyecto.

Un trabajo colectivo que arrancó hace muchos meses con el fichaje de Julián Calero, que se fue implementando desde la dirección deportiva encabezada por Felipe Miñambres con jugadores que pudieran encajar en el perfil futbolístico del entrenador, con el compromiso de una plantilla que trabaja en silencio durante más de 6 horas diarias en la ciudad deportiva de Buñol, con una unión infranqueable y que recuerda a la de tiempos en el que era muy grande ser pequeño.

Aquel equipo creció en 2009 y salió de un concurso de acreedores gracias a que compró muy barato para vender caro. Su primer traspaso fue el de su máximo goleador, Álex Geijo al Racing de Santander por 2,5 millones de euros. La necesidad obligaba a realizar una venta responsable y ya vendría otro delantero en su lugar que garantizaría rendimiento. Llegó Javi Guerra marcó 12 goles y se logró un ascenso. ¡Qué suerte!

El fútbol es un juego de oportunidades y la buena suerte aparece si estás despierto, si estás preparado, si te coge entrenando, si eres ágil en las negociaciones, si no tienes pánico para encontrar al sustituto, si conoces cuál es tu camino hacia el éxito sin perder tu realidad y de repente un día te llama el Real Betis, te oferta el Sporting de Lisboa y rompe la banca el Aston Villa con 7 millones de euros al contado, para cambiarle la vida a Andrés García y para darle una vida extra a las finanzas del Levante.

El conjunto inglés decidió invertir ese dinero en el canterano porque observó el crecimiento que había experimentado durante los últimos meses y que estuvieron cargados de un trabajo individual y colectivo en la reconversión de un extremo potente pero desbocado, por el de un carrilero con control del juego, profundo, dañino y que cada vez que se aproximaba al área rival podía sorprender con un disparo a pierna cambiada. Cientos de horas de esfuerzo, hasta que dos goles estratosféricos hacen que el mercado se agite y aparezca ese golpe de ‘fortuna’.

El Levante, que despidió el año sin poder hacer frente a las nóminas de sus trabajadores, no podía imaginar que cerraría el mercado de invierno facturando más de 7,5 millones de euros con los traspasos de Andrés García, Fabricio y Dani Gómez, además de incrementar esa cifra durante los próximos meses por una serie de bonus deportivos y porcentajes de venta futura que se reflejaron en sus contratos. ¡Qué suerte!

Vender a Fabricio por medio millón de euros al Esporte Clube Vitória es una acierto porque era un jugador que se iba a depreciar en el banquillo, restaría minutos a Carlos Espí y que con un entorno más favorable podría recuperar su mejor nivel, como ya lo ha demostrado marcando 3 goles en el Campeonato Bahiano.

Miñambres, ha demostrado que cuando hay que apretarse el cinturón sabe sacarle rendimiento económico a sus apuestas, aunque sus expectativas con Marcelo Saracchi o Fabricio fuesen más elevadas que su rendimiento.

También forma parte del negocio saber cuándo es el momento oportuno para vender y en que mercados emergentes como el argentino o el brasileño están dispuestos a pagar por futbolistas prescindibles para tu equipo.

Por ese motivo, nunca entendí porque se desperdició una oportunidad de venta de Jorge De Frutos al Getafe, cuando 9 millones de euros de traspaso y un pequeño porcentaje de una futura transferencia se ajustaba a su valor real de mercado, sabiendo que el jugador ya no iba a darle mucho más al Levante y el futbolista se quería marchar a Madrid por razones familiares.

Quizás la explicación haya que encontrarla en el cambio de jefe. A Pepe Danvila no le va a temblar el pulso, ni le va a entrar el pánico escénico si pierde a un jugador, por importante que sea, si los compradores ponen sobre la mesa el precio exigido y la supervivencia del club está muy por encima de volver a Primera división, siendo igual o más importante que lo era hace unos meses.

Las cosas se ven muy diferentes cuando el consejero delegado se juega 25 millones de euros de su bolsillo para sostener la viabilidad de la sociedad, a cuando la pasta la ponían los demás y el presidente ejecutivo percibía un salario que se generaba a través de los ingresos ordinarios del club.

Las reglas del fútbol han cambiado para los modestos y si quieres ganar en el césped, primero tienes que ganarte en los despachos un margen de fair play financiero que solo podrás aumentar a través de grandes traspasos y que te permitirá confeccionar una plantilla competitiva. Por ese motivo, las canteras y la apuesta por jugadores jóvenes son la tabla de salvación de muchos equipos y la única forma de crecimiento para el Levante. Danvila y Miñambres lo tienen cristalino.

La cláusula de Kochorashvili asciende a 25 millones de euros en cualquier categoría y el próximo verano se marchará si hay un club que pone el dinero que la entidad levantinista exige para cerrar la operación, con independencia de si el Levante logra el ascenso.

Lo más importante es que hasta que llegue ese momento, Pablo Martínez, Carlos Álvarez o Brugui alcancen su máximo rendimiento para lograr el objetivo deportivo y al mismo tiempo generen el mayor beneficio económico para su club.

Para los agoreros que se retroalimentan en el vertedero de las redes sociales, cuando llegue ese instante, no lo vean como una decepción, véanlo como una oportunidad para que el Levante siga creciendo. Será nuestra suerte.

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José Manuel Alemán

Redactor de Deportes en Radio Valencia

 
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