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La València Olvidada: Monumento a las víctimas de la riada (Paco Pérez Puche)

El ayuntamiento quiere dedicar ahora este monumento situado en la avda. de Aragón dedicado a las víctimas de la riada de 1957 a las víctimas de la DANA del pasado mes de octubre

La València Olvidada: Monumento a las víctimas de la riada

La València Olvidada: Monumento a las víctimas de la riada

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València

Nos encontramos en el primer tramo de la avenida de Aragón, en una explanada que da paso a un monumento que rinde homenaje a las víctimas de la riada de 1957. Un espacio monumental, algo abandonado, bastante deteriorado, que el ayuntamiento quiere dedicar ahora a las víctimas de la DANA del pasado mes de octubre.

Los recuerdos más antiguos que tengo, de cuando era niño, es estar aquí mismo, en el andén, con mis padres, esperando coger el tren para ir a Teruel.

Aquí, en el año 1902, la empresa del ferrocarril central de Aragón inauguró una estación, más antigua que la de la calle de Xàtiva, que hasta 1968 prestó servicio con los trenes que iban a Teruel, Calatayud y Zaragoza. De modo que, aunque lo hayamos olvidado, nuestros papás, los abuelos y bisabuelos, seguro que han pasado por esta estación, construida por Joaquín María Belda, que se podría haber conservado, pero que se derribó, sin sensibilidad alguna en 1974, hace unos 50 años.

Algún día, si queréis, podemos ir a una empresa que compró la cubierta y la instaló como techo de una fábrica. Pero de lo demás, no queda nada. Porque el Estado vendió los terrenos para dar paso a todo el desarrollo de la avenida de Aragón, entre 1974 y 1982, el año de Naranjito, el siguiente protagonista de esta singular historia.

Naranjito es el emblema del Mundial de Fútbol de 1982, un campeonato que se jugó en España, y en València, ciudad que fue sede de la selección española. Y ahora, pasados tantos años, se puede decir que València aprovechó bastante bien aquella oportunidad porque, entre otras reformas, ganó esta gran avenida de Aragón y su entorno, para comunicar bien el acceso de Barcelona con el centro de la ciudad.

Al quedar la línea de ferrocarril sin uso, al levantarse las vías, lo primero que ocurrió, en los años setenta, es que la avenida de Blasco Ibáñez, el paseo al Mar, pudo continuar hacia el mar. Pero es que, además, el estadio de Mestalla que ahora quieren derribar, en 1982 quedó adecentado, fue liberado de las casitas que tenía a su alrededor, quedó exento, mejoró la avenida de Suecia y su fachada del este quedó comunicada con la naciente avenida de Aragón, donde se situaron jardines y estacionamientos. Todavía no estaba el metro, obviamente, pero la zona quedó preparada, en 1982, para ser un área de expansión de la ciudad. Aunque aún estuviera pendiente la regularización de las propiedades, porque aquí al lado mismo el Ejército de Tierra tuvo que ceder parte de sus terrenos para que naciera esta avenida, tan singular… y tan bien aprovechadita en materia de solares ¿verdad?

La primera noticia de 1982 es que el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo hacía aguas y que en agosto se convocaron elecciones generales para el 28 de octubre. València estaba estrenando su autonomía, con Joan Lerma como presidente inicial o provisional, y en la ciudad, sobre todo, se esperaba que el arquitecto Ricardo Bofill diera a conocer su proyecto para el jardín del cauce del Turia, sobre el que había muchas discusiones, pero no se producían por el momento decisiones.

València estaba llena de impulsos, de ganas de cambiar; pero todo estaba aún por definir. El Mundial se jugó en Mestalla, los días 16, 20 y 25 de junio; España jugo aquí y fue eliminada… pero había mucho por terminar en lo urbanístico. Basta decir que las atracciones y tiovivos de la Feria de Julio pasaron el verano aquí, en estos solares de la nueva avenida de Aragón. Y las cosas no se animaron hasta la temporada de otoño, al hilo de la campaña electoral.

Y es que no hay nada como unas elecciones, y más si la expectativa es que las iba a ganar, de carrerilla, el joven y apuesto Felipe González. Es ahí donde se presenta una fecha clave en la historia de la ciudad: el 14 de octubre de 1982, fecha en que se cumplían 25 años justos de la riada de 1957. Una fecha para la que el alcalde, Ricard Pérez Casado, fijó dos acontecimientos. El primero fue la firma, en la delegación de Hacienda, del traspaso de la propiedad del viejo cauce del Turia a la ciudad, una propiedad firmada por el rey don Juan Carlos en 1976, durante su primer viaje oficial a València, pero que aún no se había hecho efectiva ante notario. Una firma mediante la cual, ahora sí, la ciudad podía empezar a transformar el rio Turia en jardín.

En ese 25 aniversario de la riada se inauguró un monumento en esta explanada que dedicaría un recuerdo a todas las víctimas de todas las riadas de ese río Turia que, ahora sí, ya tenía un nuevo cauce por el que circular. El monumento lo realizó el escultor Ramón de Soto Arándiga. Dos mástiles inclinados a modo de alas se elevan a 16 metros de altura con una separación entre ellos de 50 cm. El conjunto se levanta sobre una alberca partida por un pasillo que conduce a un pebetero, donde se ubicó una llama de gas que debía estar siempre encendida, día y noche. Junto con el recuerdo a los que han muerto, el monumento, que tantos años después tiene unos cipreses preciosos de fondo, simboliza la esperanza, la reconstrucción, la fe colectiva en lo que ahora llamamos resiliencia, que se parece mucho a lo que los cristianos llamamos resurrección.

Así es el monumento que tenemos delante, el primero de carácter no figurativo que tuvo la ciudad, unos dos años anterior a la Pantera Rosa, de Miquel Navarro. Bastante deteriorado ahora por el paso de los años y por vandalismo, el Ayuntamiento quiere ahora dedicar esta plaza y el conjunto a las víctimas de la última DANA, sin olvidar, claro está, a las de todas las riadas anteriores. Hace pocos días, el concejal José Luis Moreno anunció la reforma, la rehabilitación “para convertirlo en un memorial, con una llama siempre encendida”. Aquí, dijo el concejal, habrá un “recuerdo constante de las víctimas de las distintas riadas que, a lo largo de la historia, han asolado nuestra ciudad”.

Moreno afirmó que se va a inscribir en piedra “el nombre de todos y cada uno de los fallecidos”, una tarea a la que, si se quiere, se puede añadir los nombres de los muertos y los desaparecidos de la riada de 1957.

¿Y la riada de 1982? ¿Qué hay de la Pantanada? Pues obviamente quedará implícita, como no puede ser de otra manera, en este memorial dedicado a los valencianos víctimas de sus ríos. Yo creo que lo hemos dicho otras veces: la vida de los valencianos al lado de sus ríos, es una relación de amor y odio. Los ríos nos dan la vida y, en ocasiones, nos la quitan. Curiosamente, seis días después de la inauguración de este monumento, el 20 de octubre de 1982, tuvo lugar la Pantanada. En este caso fue el rio Xúquer el devastador; pero estamos en las mismas. En una lucha permanente entre la riqueza y el golpe de desgracia; entre la suerte de pisar una tierra hermosa y la prudencia obligada de los que vivimos en zonas inundables. Como siempre, entre la vida y la muerte, al lado de un río y un mar.

Texto: Paco Pérez Puche

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Quique Lencina

Quique Lencina

Filólogo de formación y locutor de profesión, actualmente forma parte del equipo digital de Radio Valencia...

 
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