La calle de Enric Valor en el 25 aniversario de su muerte

València

El barrio de Sant Pau se encuentra dentro del distrito de Campanar y abarca una amplia zona del límite noroccidental de la ciudad de València, ya lindando con el término municipal de Mislata. Históricamente, esta zona era casi una pequeña península formada por el último meandro que forma el Turia antes de entrar en la ciudad estricta. Por eso era una de las huertas más antiguas y fértiles, flanqueada por las caudalosas acequias de Mestalla y Rascanya, y siempre abierta a cualquier avenida del río.

Para acceder a esta vertiente de Campanar desde València se podía tomar el camino de San Pablo -Sant Pau en valencià-, que partía de la orilla izquierda del río, a la altura del Patronato de la Juventud Obrera, donde actualmente se encuentra Nuevo Centro. Desde allí, y casi en paralelo al río, se dirigía en dirección oeste a buscar el desaparecido molino de San Pablo -situado en lo que ahora es el hospital Nou d’Octubre-, una gran instalación harinera movida por las aguas de la acequia de Rascanya, del cual apenas queda una chimenea del siglo XIX. Este molino de Sant Pau da nombre a toda la zona y era, junto a Tendetes y el Río, uno de los barrios que formaban el municipio de Campanar cuando fue independiente de València, a mediados del siglo XIX.

Gran parte de la huerta de Sant Pau, la conocida como partida del Pouet, fue arrasada por el inefable PAI de Nou Campanar, paradigma del urbanismo voraz de los años 90 y 2000, un modelo depredador siempre al gusto de promotores y constructores que, antes de estallar con la burbuja inmobiliaria, hizo estragos por toda la ciudad. En mayo del 2000, con el proyecto todavía sobre plano y después de varias propuestas rechazadas, el gobierno de Rita Barberá accedió a dedicarle una calle del nuevo barrio al escritor Enric Valor, que había fallecido a principios de ese mismo año, hace exactamente 25 años.

Enric Valor i Vives (Castalla, 1911 – València, 2000) fue un escritor y gramático nacido en el seno de una familia acomodada de la localidad valenciana de Castalla. Realizó estudios mercantiles en la Escuela de Comercio de Alicante, pero su gran pasión fue siempre su lengua materna, que desde bien joven ya empezó a cultivar de forma autodidacta. En la capital alicantina empezó a participar en diversas publicaciones, entre ellas El Tio Cuc, gracias a lo cual entró en contacto con los grupos valencianistas del Cap i Casal vinculados al Centre d’Actuació Valencianista y a la revista El Camí, entre ellos Adolf Pizcueta, Sanchis Guarner o Carles Salvador.

Tras la guerra, como muchos otros de sus compañeros de lucha, sufrió la depuración y el exilio interior, pero no cayó en la zozobra y continuó su labor como impulsor de la lengua valenciana. En su obra podemos destacar sus trabajos como recopilador de rondalles valencianes (1950) y como gramático, siendo uno de los principales promotores de la normativización del valenciano, colaborando con la realización del Diccionari Català-Valencià-Balear o con obras como 'Millorem el llenguatge' (1977). Aunque los de mi generación lo recuerdan sobre todo por la popular 'Flexió Verbal' (1983), una obra básica en la enseñanza del valenciano.

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Por toda esta intensa y fructífera actividad recibió multitud de condecoraciones, entre ellas el Premio de las Letras Valencianas (1985) y el de las Letras Catalanas (1987), y fue nombrado doctor Honoris Causa por las universidades de València, Politècnica, Baleares, Castellón y Alicante. A los pocos meses de fallecer se le dedicó esta calle del barrio de Sant Pau de Valencia, y diversas entidades culturales sufragaron la placa rotuladora.

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