El nuevo estadio: sin el embrujo ni la cercanía explosiva de Mestalla; económicamente imposible para el Valencia actual

Valencia

Tal y como venía informando esta emisora durante la última semana, el Valencia ha anunciado este viernes, coincidiendo con el reinicio de las obras en Cortes Valencianas, cómo pretende que sea el nuevo estadio en el que el club se ha fijado como objetivo competir a partir de la temporada 2027/28. Lo ha hecho de forma fría, casi clandestina, sin permitir el acceso de los medios de comunicación, en un acto breve y austero que ha contado con la presencia de Mark Fenwick, arquitecto de la instalación, y José Antonio Madrazo, director de construcción en España y Portugal de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), la empresa que -como desveló la Cadena SER el pasado mes de noviembre- va a asumir en solitario las obras.

Como les indicamos que ocurriría en el programa especial de este jueves dedicado al nuevo estadio -uno de los muchos centrados en el asunto desde que CVC apareció en escena-, todas nuestras preguntas, todas nuestras inquietudes económicas, administrativas y arquitectónicas han quedado pendientes de respuesta en los discursos oficialistas de la presidenta Lay Hoon y de Mark Fenwick. Nadie de FCC ha querido realizar declaraciones de forma pública.

De todas esas preocupaciones que mantiene el valencianismo relacionadas con la instalación de la Avenida de Cortes Valencianas, sin duda la mayor de ellas tiene que ver con el monstruoso abismo económico que se aproxima a medio plazo cuando haya que hacer frente a la devolución del préstamo principal solicitado a Goldman Sachs para afrontar el coste de estas obras. Un importe final que, a día de hoy, sigue siendo una enorme incógnita. Nadie nos ha explicado cómo hará frente el Valencia al considerable aumento de deuda que esta operación va a generar. Cómo le hará frente estando en Primera... o en Segunda. Lay Hoon no ha hecho alusión alguna a este aspecto en su breve alocución -poco más de cuatro minutos- de esta mañana.

A nivel estético/arquitectónico, las imágenes que el Valencia ha hecho públicas confirman todo lo que la Cadena SER ha desvelado en los últimos meses respecto al proyecto que se le presentó a la administración. Se mantienen las balconadas y los pétalos en el exterior, en una fórmula pobre y mal resuelta, víctima de las limitaciones económicas existentes y de la falta de diligencia y capacidad en el club durante años para plantearse soluciones de otro tipo. El estadio no tendrá la verticalidad y la cercanía explosiva de las gradas que hacen único al actual Mestalla. El césped estará bastante más lejos de las primeras filas, siendo, como ya informó esta emisora, la parte de los córners, las cuatro esquinas, la que se encuentre más próxima al terreno de juego. Pero la atmósfera en los días de partido no tendrá nada que ver con el embrujo especial del templo en la Avenida Suecia. Se confirma también la existencia de una cubierta translúcida que protegerá el 100% de las localidades del nuevo estadio. Un mínimo que exigimos durante años y que ni siquiera se daba en alguno de los muchos proyectos que el Valencia presentó con anterioridad.

El gran efecto positivo de este reinicio de obras puede darse si Javier Tebas, presidente de LaLiga, acertaba en el pronóstico sobre la situación que realizó el pasado 12 de septiembre: "¿Queremos que Lim salga? Seamos inteligentes (...) En cualquier momento querrá vender (...) Si el estadio tuviera una grúa será mucho más fácil que Lim salga".

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Para desgracia del valencianismo, Meriton está presente en el reinicio de las obras, pero tiene toda la pinta que será otro máximo accionista el que estará al frente del club cuando se inaugure el estadio. Que así sea.

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