El Balonmano Benidorm resucita cuando ya nadie creía en él
Los de Sergio Carballeira ofrecen su peor y mejor imagen del año ante el Cangas
Benidorm
Visto lo visto este miércoles en el Palau d’Esports, queda claro que al Servigroup Hoteles Benidorm no sólo hay que matarlo, sino rematarlo. El conjunto de Sergio Carballeira, al que todos los presentes daban por muerto al final de una primera mitad en la que fueron la nada más absoluta, ofreciendo, con diferencia, su peor imagen del año (y alguno más); se repuso tras la reanudación dando, también con diferencia, su mejor versión de la temporada y, sobre todo, conectando como hacía tiempo con una afición que, llevando a su equipo en volandas, pudo al fin celebrar una victoria tres meses después.
Y eso que arrancó mal, muy mal el Servigroup Hoteles Benidorm que, muy lejos de la imagen de excelencia dada ante Bidasoa de Irún, Ademar de León o Torrelavega, volvía a ser ese equipo gris, impreciso y, sobre todo, carente de chispa que ya dejó ver su cara ante Huesca y Aranda.
Hubo en el primer cuarto de hora, sí, algún destello de lucidez; pero es que hasta un reloj roto da dos veces la hora correcta al día. Tommaso De Angelis y David Roca eran con su puntería y mordiente, los únicos que mantenían con un hálito de vida a un equipo que, por lo demás parecía incapaz de proponer algo más que la nada.
Frente a los locales, el Cangas apostó por un juego para nada elaborado. Los gallegos parecían renunciar a cualquier artificio. A nada que fuera accesorio al axioma de recuperar la pelota, subirla rápido y tirar todavía más rápido.
Así, jugada tras jugada, pérdida tras pérdida, fallo tras fallo y, sobre todo, gol tras gol visitante, el partido por todos señalado como clave para terminar la primera vuelta con algo más que la fe ciega en remontar en la segunda mitad del año, se iba convirtiendo en un doloroso recordatorio, incluso resumen, de lo que está siendo este año para el Servigroup Hoteles Benidorm.
Tuvo que parar el choque Sergio Carballeira tras un cuarto de hora de penurias y cambiar casi por completo el equipo; pero ni con esas. Witkowski, muy flojo esta vez, no encontró apoyo en un Domenech que tampoco supo estar a la altura del potencial otras veces demostrado bajo palos. Y desde la portería hasta el ataque, nada ni nadie puso salvarse de una quema que acabó con un marcador de 16-20 al descanso.
Tras la reanudación, al menos durante cinco minutos, parecía que el drama iba a ser de proporciones bíblicas; pero fue entonces cuando llegó la reacción local y poco a poco, sin demasiada brillantez, pero haciendo oficio, que es lo único que a esas alturas se le pedía al equipo de Carballeira, el contador se puso a cero en el minuto 44 cuando el Servigroup Hoteles Benidorm estableció el empate a 28.
Los árbitros hicieron el resto. Con un par de decisiones más que dudosas en contra de los intereses locales, terminaron de encender a una grada que, poco a poco, había ido entrando en calor y que entonces, más que nunca, se convirtió en el octavo jugador para empujar a suyos, una energía que, incluso, pareció transmitirse a la portería, donde el polaco Witkowski volvió a ser el de las mejores tardes.
Cangas, por su parte, entró en barrena, incrédulo por lo que estaba sucediendo y sin encontrar la manera de volver a tomar el mando de un partido del que si no se vieron completamente fuera fue únicamente por el amplio margen a favor que habían podido acumular previamente.
Y así, con 36-33 en el luminoso se entró en los cinco minutos finales en los que Witkowski detuvo un penalti en contra en un momento que a la postre sería crucial. Cinco minutos de magia en el Palau. Cinco minutos de pulsaciones al máximo que, en todo caso, acabaron con el 38-37 y, por lo tanto con, al fin, la primera victoria benidormense desde septiembre.