Más del 40% de los jóvenes entre 15 y 17 años afirma haber jugado alguna vez en plataformas de apuestas online

Castellón

En la era digital, donde el acceso a la información y al entretenimiento es instantáneo, las máquinas tragaperras en su versión online se están convirtiendo en un fenómeno preocupante entre los adolescentes. A pesar de que la legislación establece restricciones claras sobre la edad mínima para participar en juegos de azar, más del 40% de los jóvenes entre 15 y 17 años afirma haber jugado alguna vez en plataformas de apuestas online. Esta cifra alarmante proviene de diversos informes y encuestas especializadas que analizan el crecimiento del juego en línea entre los menores.

La asociación Patim, dedicada a la atención de adicciones y exclusión social, ha emitido advertencias sobre esta tendencia creciente. Según sus datos, el acceso a plataformas de juego es sencillo e incluso tentador para los adolescentes. Las máquinas tragaperras, que tradicionalmente han sido consideradas una forma de entretenimiento, ahora se encuentran al alcance de un clic, facilitando la posibilidad de que los jóvenes se involucren en actividades de juego sin la supervisión adecuada.

Patim destaca que, aunque se prohíbe legalmente el acceso a estas plataformas por parte de menores, la realidad es muy diferente. La facilidad para crearse cuentas y la falta de mecanismos efectivos de verificación de edad permiten que muchos adolescentes puedan eludir estas restricciones. Además, este fenómeno no solo se limita al entorno digital; También se observa una creciente preocupación por las máquinas multijuego instaladas en bares, cafeterías y otros establecimientos de hostelería. La accesibilidad total a estos dispositivos aumenta el riesgo de que los jóvenes se sumerjan en el mundo de las apuestas, afectando su bienestar psicológico y social.

El impacto del juego en línea en la juventud es significativo. Los expertos advierten que la exposición temprana a las apuestas puede llevar a desarrollar comportamientos adictivos, así como a problemas financieros y emocionales. La ansiedad, la depresión y la disminución del rendimiento académico son solo algunos de los efectos negativos documentados por profesionales que trabajan con jóvenes en situaciones de riesgo. Además, el juego en línea puede convertirse en una actividad solitaria, aislando a los adolescentes de interacciones sociales saludables y reforzando patrones de conducta adictiva.

En respuesta a esta problemática, diversas organizaciones están pidiendo a los legisladores que implementen medidas más rigurosas para proteger a los jóvenes de los riesgos asociados con el juego en línea. Esto incluye la necesidad de mejorar los sistemas de verificación de edad en las plataformas de apuestas y aumentar la concienciación sobre los peligros del juego compulsivo a través de programas educativos en escuelas y comunidades.

No obstante, la responsabilidad no recae únicamente en las instituciones. Los padres y cuidadores juegan un papel crucial en la supervisión del uso que sus hijos hacen de la tecnología. Fomentar un diálogo abierto sobre el juego y sus riesgos puede ayudar a los jóvenes a comprender mejor las implicaciones de sus decisiones. Asimismo, es fundamental que las familias establezcan límites claros en cuanto al tiempo de pantalla y las actividades en línea.

En conclusión, el aumento del juego online entre adolescentes representa un desafío serio que requiere atención urgente. Las cifras reveladas por estudios y la experiencia directa compartida por organizaciones como Patim subrayan la necesidad de una acción coordinada entre las autoridades, las familias y la sociedad en general. Proteger a los jóvenes de los peligros del juego es una responsabilidad compartida que debe tomarse con seriedad. En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, es imperativo que se implementen efectivas para garantizar un entorno seguro medidas para todos, especialmente para aquellos más vulnerables.