Los barrios más vulnerables de València tienen una temperatura media de hasta dos grados más que el resto de la ciudad

Los barrios obreros, con población más vulnerable, se calientan más. Un estudio de la Universitat Politècnica ha observado cómo la temperatura media de estos espacios puede estar hasta dos grados por encima de la media de la ciudad. Las causas son muchas, pero lo más relevante es la proximidad de espacios verdes que funcionen cómo regulador climático. El jardín del Túria, los jardines de Viveros o la avenida Blasco Ibáñez son algunos de los reguladores que tiene la ciudad de València, además de la huerta, que es el gran espacio que rebaja la temperatura de los barrios con los que colinda.

"Los barrios que colindan con la huerta de València o el jardín del Túria se benefician claramente de los servicios climáticos de estos espacios verdes", explica Eric Gielen, profesor del Departamento de Urbanismo de la Politècnica y el director del estudio. Estos barrios consiguen contrarrestar el efecto isla de calor propio de las ciudades, provocado por la acumulación de calor en los centros urbanos. Gielen matiza y dice que "no es una sola isla", sino que las ciudades se componene "de muchas islas de calor", de manera que hay puntos más fríos, como estos barrios próximos a zonas verdes, y otros lugares que se calientan sobremanera.

Precisamente la falta de espacios reguladores como estos es lo que provoca que los barrios más afectados son los del sur de la ciudad. Ocurre especialmente los construidos durante la década de los 60, con densidades poblacionales muy altas y una lógica urbanística que deja poco espacio al verde. Coincide que estos son los barrios más vulnerables, donde la renta es más baja y afrontar los gastos para climatizar el hogar se hace mucho más difícil. Gielen ve clara la conexión entre clase y confort climático en los barrios, algo que cobra especial relevancia en un contexto de crisis climática, en el que el aumento de las temperaturas suele siempre afectar a las personas más vulnerables.

Es difícil cambiar la estructura urbana de un barrio entero, pero para Gielen hay otras formas de cambiar la realidad climática de estas zonas. Mejorar la climatización y el aislamiento de los edificios es una de ellas. También se deberían trabajar "sistemas de alertas" y "sistemas de refugios climáticos donde poder acudir en algún momento". Insiste asimismo en la necesidad de estar "alerta" y saber qué zonas sufren más para atenderlos cuando vengan olas de calor.

Pero "no desaprovechar oportunidades para implantar nuevas zonas verdes" se hace indispensable. Gielen pone el ejemplo de la oportunidad que surge del soterramiento de las vías del canal de acceso a la estación Joaquín Sorolla. Para el investigador, "si con el soterramiento de las vías, ese canal de acceso fuera una zona verde y no una zona de vías, aprovecharíamos para dotar al sur de València de un pulmón verde que proporcionaría servicios climáticos a los barrios del sur".

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