Tomás García nos lleva a la Spartathlón: 246 kilómetros desde Atenas a los pies de Filípides
Charlamos con el ultrafondista alicantino tras finalizar la carrera 'más clásica' del ultrafondo mundial
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Alicante
Las carreras son carreras. Esto es una auténtica obviedad. En todas, los kilómetros o las millas miden exactamente lo mismo en todos los lugares del mundo. El desnivel o la meteorología puede hacer que unas sean más duras que otras. Pero, la Spartathlón tiene una serie de diferencias que la hacen única y la convierten en una de las pruebas míticas que todo ultrafondista quiere correr al menos una vez en la vida.
Esta carrera retrotrae a los participantes más de 2.500 años en el calendario para ubicarles en el año 490 a.C. cuando Filípides, un mensajero ateniense, en plena Batalla de Maratón, fue enviado a Esparta a buscar ayuda en la pelea contra los persas. Por tanto, la Spartathlón tiene ese trasfondo que la convierte en la carrera más clásica del ultrafondo mundial. Pero, a la vez, su trayecto de 246 kilómetros, cargado de historia y la llegada, a los pies de la estatua que recuerda al bueno de Filípides, también la convierten en una prueba excepcional.
Tomas García Giménez es uno de los tres alicantinos que ha conseguido completar la carrera. Para poder inscribirse tuvo que acreditar haber corrido 100 millas en 21 horas y tuvo que ser elegido en el sorteo en el que se repartieron 390 dorsales. La edición de este año, que se disputó el pasado fin de semana, comenzó el último viernes de septiembre, fue especialmente dura por las condiciones meteorológicas. Y de los 350 corredores que finalmente se presentaron en la línea de salida tan solo lograron terminar 165.
En Forajidos, el ultrafondista alicantino ha reconocido que fue una experiencia única. Y es que entre los atractivos que a su juicio la hacen especial, al margen de un recorrido que parte a los pies de la Acrópolis, discurre paralelo a la costa griega hasta el Canal de Corinto, sube hasta el Monte Partenio y termina en Esparta, tras una larga bajada, a los pies de la famosa estatua, hay que añadir el compañerismo entre los participantes españoles o la emotiva entrega de premios.
Además, Tomás nos ha contado que la carrera está diseñada para complicarle la vida al deportista y reducir el número de 'finishers'. Y eso, pese a que a lo largo del trayecto se instalan 75 puntos de control y avituallamiento en los que el participante recibe un trato 'casi de dioses'.
Al final, aunque no consiguió la marca esperada, tampoco era lo más importante, pudo terminar la carrera en algo más de 35 horas. Como agradecimiento ha querido destacar en la conversación que todo el trayecto lo hizo gracias al apoyo de su mujer.