La historia de Pilar: "Todo Benidorm sabía que era adoptada menos yo"

Benidorm

Pilar se enteró de que era adoptada cuando tenía 19 años durante una discusión con su pareja. La inquietud y necesidad por saber quien era le lleva a emprender una búsqueda que se prolongaría durante 33 años. Un proceso complejo en una época en la que no había internet y que le llevó a organismos como la Diputación de Alicante o la iglesia.

En el registro vio unos apellidos que pensó que eran suyos y localiza en las páginas blancas a un hombre con los mismos que resulta ser funcionario del Hogar Provincial y no tiene ninguna relación con ella. Un nuevo caso de adopción irregular con falsedad documental.

El siguiente hilo del que tirar fue una cita con más de 200 afectados para realizarse una prueba de ADN. Un ápice de esperanza que finalmente no produjo encuentros de padres e hijos biológicos. No fue hasta que recurrió a un banco de ADN privado en Estados Unidos que le pone en contacto con el hijo de un primo segundo: "Toda la familia se pone en movimiento y consigo encontrar a mi madre".

Una madre que en el momento del embarazo era menor de edad y fuera del embarazo. En definitiva, una situación social y familiar complicada: "El dolor de una madre es grande, pero también el de un hermano", relata emocionada: "Mi padre le dijo antes de morir que buscara a su hermana". Toda la historia de Pilar se ha convertido finalmente en el libro "Búscame entre los olivos".

La necesidad de un banco de datos nacional

La Asociación de Víctimas de Bebés Robados y Adopciones Irregulares de Alicante (AVA) participa activamente en la búsqueda de los afectados empleando todos sus recursos reivindica, entre otras cosas, una ley estatal que recoja un banco estatal de ADN para contener los perfiles de progenitoras que buscan descendientes y adoptadas que buscan sus orígenes, como ha explicado su secretario Paco Alarcón.

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