El primer maratón o cómo enfocar con acierto un desafío emocional
Charlamos con cuatro corredores 48 horas después de alcanzar la soñada meta del Maratón de Barcelona
Nuevos maratonianos, en Alicante Corre
19:44
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1710262402_631_cut/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Alicante
Hacer un maratón siempre es un desafío. Un reto casi imposible para algunos o una apuesta tan ilusionante como aparcada para otros. Son dos puntos de partida en los que se sitúan los corredores que se plantean su primera prueba de esta distancia. En ambos casos, para llegar a la meta y convertirse en maratoniano, el camino empieza mucho antes de situarse en la línea de salida.
El objetivo se empieza a enfocar cuando comienza la preparación: cuatro meses antes. Por ello, el maratón es un desafío emocional que va a exigir que vayamos superando pequeñas metas día tras día. La confianza y la fuerza se pueden ver mermadas, pero con la flexibilidad y la perseverancia nos podremos recuperar para seguir avanzando.
Y así hasta llegar al día D y a la hora H. Entonces, aparecen otros miedos más o menos racionales: ¿estaré lo suficientemente preparado? ¿me puedo lesionar y no llegar al meta? Como la vida misma, en un maratón hay que ir paso a paso para llegar con una sonrisa a la meta. Lo importante es el trayecto que nos lleva al final del recorrido, pero también es importante cómo alcanzamos el objetivo: esa sonrisa demuestra que hemos superado física y emocionalmente el desafío.
Tan solo 48 horas después de terminar su primera maratón en Barcelona, en Alicante Corre, hemos charlado con cuatro corredores que se han estrenado en la distancia. Elvira Gil, Irene Vega, Alejandro López y Paco Domenech forman parte de un grupo de 25 corredores que decidieron estrenarse en la Ciudad Condal. Más o menos convencidos compraron los dorsales (tres de ellos con seguro de cancelación, por si acaso) y empezaron a prepararse.
Entrenaron a conciencia ya que sabían que es la parte fundamental para llegar con menos dudas al día de la carrera. No le perdieron el respeto a la distancia. Se regularon durante la prueba y eso hizo que ninguno de ellos se topase con el temido muro. Y llegaron a la conclusión de que un maratón se parece mucho a la vida. Pero, además, también se dieron cuenta de que todo lo que han aprendido durante la preparación también les ha hecho mejores como personas.
Y por supuesto, se han divertido.
Estos son los testimonios de Paco, Alejandro, Irene y Elvira...