Así trabaja Mensajeros de la paz, la organización que recorre València con el 'Higiene-bus', que ofrece servicio de peluquería y ducha a las personas sin hogar

València

Mensajeros de la paz aterrizó en València, ya con sede propia, en un momento muy complicado. Fue poco antes de que el coronavirus cambiase nuestras vidas, también nuestra manera de relacionarnos, y llegasen las restricciones propias de una pandemia que obligó a reducir el contacto con nuestro entorno más cercano.

El reto, por tanto, era mayúsculo, pero el objetivo, el de ayudar a las familias más vulnerables, bien merecía un esfuerzo. Así nació el servicio de comedor presencial que la entidad pronto tuvo que adaptar a la realidad de la Covid-19, transformándolo en un servicio de comida para llevar, un take away, que posibilitó que fuesen cada vez más los hogares favorecidos por la iniciativa, ya que se eliminaban las barreras espaciales que planteaba el bajo de la calle Godofredo Ros, número 5.

Hasta allí se desplazan las 170 personas a las que actualmente da de comer Mensajeros de la paz, que, dependiendo de las circunstancias, ascienden a las 200. Porque de este take away se deriva otro de sus proyectos, titulado 'Excedentes 0'. Así lo afirma Chelo Felip, la presidenta de la organización en la Comunitat Valenciana, que aprovecha nuestra visita para trasladar una petición a las instituciones, con las que trabajan a diario: se están quedando sin espacio para desarrollar su actividad.

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Porque lo que podría parecer una alegría, el hecho de asistir a un mayor número de personas, se ha convertido en su principal desventaja: la de no poder acogerlas y establecer ese vínculo tan especial que une a voluntarios y usuarios. Un acompañamiento que Mensajeros de la paz realiza de forma temporal. Ellos son, así lo describe Felip, esa solución momentánea que las familias de Quatre Carreres encuentran desde que contactan con los Servicios Sociales del Ayuntamiento hasta que sus vidas mejoran, por fin.

Si hacemos una cuenta mensual, son 2.000 las personas asistidas por cualquiera de los servicios que ofrece Mensajeros de la paz, entre los que se incluyen un ropero solidario y una despensa de alimentos no perecederos, los que aguantan casi indefinidamente. Y todo gracias al ejército -el adjetivo es textual- de 50 voluntarios y voluntarias que trabajan a destajo para abastecer la demanda de comida y ropa que llega a las puertas de la entidad. Donaciones de particulares y empresas, como Consum y Mercadona, que les envían sus excedentes.

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Aunque si hay un proyecto del que Felip se siente tremendamente orgullosa, por lo pionero (es el único en España) y lo generoso del mismo, es, sin duda, el Higiene-bus. Un autocar equipado con una ducha y servicio de peluquería que trata de llevar dignidad a las personas sin hogar.