La leyenda de la Dama de Rosa
En 'La València Olvidada', nos acercamos al antiguo Hospital La Cigüeña, de donde surge una inquietante historia de fantasmas

La València Olvidada: La Dama de Rosa (07-02-2024)
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València
Hoy recordamos una historia vinculada con el antiguo Hospital de La Cigüeña, que hasta hace unos meses era la sede de la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática. Un edificio construido en 1926 y que fue en origen una antigua clínica de maternidad, hasta los años 70. Esta institución fue fundada y subvencionada por la Caja de Ahorros de Valencia y el aspecto actual se debe a la reforma que el arquitecto Antonio Gómez Davó realizó en 1951.
Detrás de los muros de este antiguo hospital se esconde una historia de fantasmas, quizás el fenómeno paranormal más conocido y popular de València, con permiso del fantasma del Palau de la Generalitat y el de la Casa de la Misericordia.
Una historia que salió a la luz el 22 de marzo de 1990, cuando el diario Las Provincias publicó los testimonios de varios vigilantes de seguridad que afirmaban haber experimentado fenómenos paranormales y extraños en el interior del antiguo Hospital de La Cigüeña. Si os dais cuenta, estas historias y leyendas sobre fantasmas arrancan siempre de madrugada, cuando todos duermen, exceptuando los vigilantes de seguridad de edificios antiguos, como este, que son los que las viven en primera persona y nos las cuentan.
Uno de estos vigilantes, José Antonio C., trabajaba para Protecsa, que era la empresa de seguridad que se encargaba de la vigilancia de la Conselleria. Fue él quien le contó a la prensa haber sentido una fuerza que le empujó hasta en tres ocasiones la noche del 12 de marzo del año 1990. Tenía por costumbre realizar la ronda a oscuras, alumbrándose únicamente con una linterna. Contó que decidió bajar a una planta en la que hubiera luz y allí fue testigo de cómo el ascensor se ponía en marcha sólo.
La noche siguiente, escuchó unos golpes rotundos que venían de una de las plantas superiores y que, según su testimonio, parecían intencionados. Estos golpes continuaron en otras ocasiones, al igual que unos sonidos parecidos al llanto de un bebé y la visión de una figura antropomorfa deslizándose por la escalera.
Otros compañeros suyos fueron testigos de episodios similares con el ascensor, que pese a las inspecciones técnicas continuaba funcionando solo. Además, todos los vigilantes hablaban de cambios bruscos de temperatura en las estancias y aparatos eléctricos que se encendían solos.
La gota que colmó el vaso fue cuando, en una de estas noches, comenzó a descender por las escaleras una sombra con forma humana. Según José Antonio C., aquello “era como una nube muy concentrada y era una cosa inteligente”. Se trataba de una mujer alta, vestida con un camisón rosa. Este fantasma fue bautizado como la “Dama de Rosa”.
La bautizada como la Dama de Rosa es descrita como una mujer joven que, según algunos de los testimonios y versiones de los hechos, está embarazada. Esta chica recorre por la noche los pasillos de este edificio público, llorando desconsolada mientras busca a su hijo.
Y parece ser que el fantasma tiene nombre: Lourdes, tal y como publicaron algunos medios en la época. Ya hemos comentado al principio que La Cigüeña era una clínica de maternidad y las investigaciones aclararon que solo dos mujeres murieron y una de esas llegó a dar a luz a un niño, aunque finalmente madre e hijo murieron con muy pocas horas de diferencia.
Lourdes era precisamente la esposa de uno de los médicos del hospital. Una chica joven que iba a dar a luz a su primer hijo. La tragedia quiso que ambos fallecieran tras el parto. Pero la realidad, en ocasiones, puede ser más triste y dura que cualquier leyenda. Y años después de que saliesen a la luz estos supuestos fenómenos paranormales, el Hospital de La Cigüeña fue protagonista en los medios de comunicación debido al escándalo del robo de niños en la década de los 70.
Lamentablemente, muchos de los casos registrados y denunciados se produjeron en este hospital. El modus operandi era siempre el mismo: los padres biológicos eran informados de la muerte del recién nacido y no le permitían ver el cuerpo, con la excusa de que ellos se encargarían del entierro para ahorrarles sufrimiento de ver el cuerpo de su hijo o hija fallecido. Ahora sabemos de esta trama, que estaba formada por doctores, enfermeras y matronas, algunas de ellas religiosas, daban esos recién nacidos a familias adineradas que no podían tener hijos. Los precios podían oscilar entre las 50.000 y las 250.000 pesetas. Una auténtica fortuna.
Algunos de estos padres creían que estaban tramitando una adopción rápida, ya que a menudo les mentían y les decían que o bien la madre había fallecido o, directamente, que esta no quería al bebé. Un asunto muy turbio del que seguimos conociendo casos en la actualidad.
¿Sigue habiendo fenómenos paranormales? ¿Hay alguna explicación racional sobre lo que pasó aquí en los años 90? Actualmente, si preguntas al personal que trabaja aquí, muchos os van a decir que ni han escuchado, ni han oído nada. No hay testimonios actuales, o bien nadie quiere hablar para no alimentar más esta leyenda. Todo lo que queda son las historias de los supuestos fantasmas que conocimos a través de la prensa en la década de los 90.
Y respecto a la explicación racional de estos hechos, tenemos por ejemplo el testimonio de Ángel Ocón, que asegura haber trabajado como ingeniero informático en la Conselleria de Sanidad a finales de los años 80. En su blog nos explica que la ubicación de la sala de fotocopiadoras, al final de un pasillo, pudo tener algo que ver con lo todo lo que pasó.
Considera importante el hecho de que las fotocopiadoras estuvieran en marcha todo el día, ya que esto generaba ozono ionizado positivamente. Por las noches estos gases eran impulsados por el pasillo por la corriente que entra por el hueco de los ascensores que tienen, como salida natural, el hueco de la escalera. Estas nubes podrían emitir cierta luminiscencia o reflejos, además de poder variar la sensación térmica. Si a esto le unes la predisposición de las personas a ver “cosas” o si estas se encuentran tensas y nerviosas, nos encontramos con el cóctel perfecto para asistir a un fenómeno paranormal.
Respecto a los supuestos llantos, se ha llegado a afirmar que estos podían provenir de un laboratorio cercano donde había cobayas y conejos. O una explicación más sencilla y frecuente, la presencia de gatos en celo. Y del tema de los ascensores que funcionaban solos o de las alarmas que saltaban, podría tratarse de un mal funcionamiento de los circuitos eléctricos. Sea como fuere, parece que la Dama de Rosa se ha tomado un largo descanso. Y aun así, su leyenda todavía pervive en 'La València Olvidada'.
Texto: César Guardeño