¿La Fundación del Levante dispone o está en vías de negociar una propuesta mejor que la presentada por Danvila?
La Comisión Ejecutiva intentará que en los acuerdos con el inversor figure una cláusula de recompra para que el 35% del capital social pueda retornar a la Fundación
Valencia
Dar la callada por respuesta, será ese instante en el que un silencio sepulcral se apoderará del Patronato de la Fundación del Levante. Nadie hablará, miradas pérdidas, uno hará tarde para su siguiente cita, alguno no sabrá ni de que palo va el asunto, a otro le atrapará el placer somnoliento y tres paracaidistas institucionales con la pulsera del todo incluido en el salario político se preguntarán que es lo que hay que votar.
Esta es la obra de Quico Catalán. Un Levante protegido de sí mismo, inerte, paralizado por el miedo, sin solución y con un máximo accionista esperpéntico, grotesco y que parece sacado de una película de Berlanga.
El Levante SAD perdió la oportunidad histórica de recuperar la esencia de un club de fútbol, ha dilapidado una década de posibilidades para vender el 60% del capital social entre sus abonados/accionistas y que fueran ellos los que decidieran el mejor futuro de la entidad, como así se comprometió el presidente ejecutivo en la Cadena SER en diciembre de 2016.
Sin embargo, Quico Catalán eligió bunkerizar la institución bajo el manto de un Patronato genuflexo, que venerase al Consejo, que estuviera entretenido en actualizar el precio justo de unas acciones que jamás se venderían a 135 euros y fundamentalmente que nunca se atreviese a fiscalizar su gestión.
La Fundación es un holograma y lo máximo a lo que puede aspirar en este marco de negociación con José Danvila es 'obligarle' a que en el contrato de la transacción figure una cláusula de recompra, para que al menos exista la minúscula posibilidad de que en algún momento de la historia, que todavía está por escribir, un reducto de levantinistas puedan recomprarle por 6 millones de euros el 35% del capital social que adquirirá y no acabe dentro de unos años en manos del fondo Rothschild o de un empresario asiático.
La propuesta que presenta José Danvila es muy superior a lo que esta Fundación podría soñar y ojalá esos 23 millones de euros de su patrimonio personal sirvan de préstamo puente para regresar a Primera división porque el Levante tendrá futuro y al mismo tiempo un amante de los negocios obtendrá un rédito económico, aunque nada comparable con el éxito personal que supondría rescatar a su club de una inevitable causa de disolución.
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia