Brugui, De Frutos, Pepelu y Pablo Martínez son el futuro del Levante UD

Valencia

La diferencia en el fútbol la marcan la precisión en la ejecución a máxima velocidad y la calidad en el primer control y pase. Esas dos cualidades son las que convierten en especiales y en distintos a determinados jugadores sobre el resto de componentes de una plantilla. Son los elegidos para asumir la responsabilidad en los momentos decisivos de cada partido.

Ese valor añadido que poseen Brugui, De Frutos, Pepelu y Pablo Martínez sobre el juego colectivo del Levante en una categoría tan marcada por lo táctico, por el rigor defensivo y tan equilibrada en el esfuerzo y en la intensidad, son armas que el conjunto granota no ha podido utilizar en el tramo más decisivo de la competición regular.

Cinco meses sin la electricidad, la verticalidad y el gol de Brugui se han hecho muy largos por la falta de jugadores que tuvieran los mismos estímulos y el mismo hambre.

Si en la misma secuencia espacio-tiempo se marchita el jugador franquicia, porque Jorge De Frutos ha necesitado pasar por el diván de un profesional de la psicología para superar el bloqueo mental que le impedía explotar sus enormes virtudes como futbolista, tus prestaciones como equipo disminuyen notablemente.

Y si para desgracia absoluta en el encaje de una formación titular muy potente, también pierdes a Pablo Martínez en su mejor momento de forma y con la dependencia que el equipo tenía del todocampista madrileño, puedes convertirte en un rival ordinario de los muchos que transitan por la Liga Smartbank.

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Han sido muchos los contratiempos que han mermado el verdadero potencial de una plantilla que ahora parece mucho mejor de lo que era hace tres semanas ante el Ibiza y en la que la principal diferencia en la eliminatoria ante el Albacete no la han generado los que estaban sosteniendo al equipo como podían, con el liderazgo de Iborra y la competitividad de Pepelu, sino los que han vuelto en su mejor versión. Vamos a subir.