Proyecto Hombre reclama más recursos porque la lista de espera en sus residencias llega incluso hasta el año
Fernando y Josep, dos de sus usuarios, agradecen el trabajo de la entidad y se muestran orgullosos de sus propios logros
REPORTAJE | La historia de Fernando y Josep en Proyecto Hombre. Hoy por Hoy Comunitat Valenciana (10/04/2023)
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València
La Fundación Proyecto Hombre, una entidad sin ánimo de lucro, atiende en la Comunitat Valenciana a más de 200 personas entre sus residencias y centros de día. La principal adicción entre los adultos es la cocaína y entre los jóvenes el cannabis. En este sentido, desde la entidad advierten de que ha bajado la media de edad entre los adolescentes que asisten y, además, los adultos que llegan a sus sedes lo hacen con estados de adicción más avanzados. En conclusión, piden más recursos porque la lista de espera para obtener una plaza de residencia puede demorarse hasta un año.
Fernando es el padre de José, un joven de 23 años que era dependiente del alcohol. Sus hábitos eran "los de cualquier otro joven" según Fernando, pero "ese tipo de diversión en un momento de la vida en la que, por la juventud, vienen los típicos cambios de humor y las depresiones" hicieron que su hijo se aferrara al alcohol.
Según su padre, José pensaba que lo tenía "bajo control, que podía dejarlo cuando quisiera", pero tuvieron que ir a recogerlo varias veces porque incluso terminó en el hospital. Se dieron cuenta de la gravedad del asunto cuando descubrieron que escondía botellas en su cuarto: "Él no quería reconocer que tenía un problema, pero observamos que tenía botellas de cerveza y alcohol". "Yo he tenido que duchar a mi hijo borracho delante de su hermano de doce años", recuerda Fernando, "y es una situación que ningún padre desea".
La coordinadora del área de prevención de Proyecto Hombre, la dedicada a adolescentes, María Amor, señala que esa sensación de tenerlo todo bajo control es habitual entre los jóvenes, pero también entre los adultos. Por ejemplo, es lo que le pasó a Josep, un hombre de 46 años. Él se dedica al sector de la banca y bebía, también consumía cocaína de manera diaria. "Yo me di cuenta hace mucho tiempo, pero creía que lo podía solucionar por mí mismo. Al final te das cuenta de que hay que pedir ayuda porque se te va de las manos", reconoce.
Proyecto Hombre organiza su actuación en cuatro etapas
Según María Moreno, psicóloga y coordinadora de los programas de tratamiento, los de adultos, en Proyecto Hombre trabajan por fases. La primera es la de motivación y en ese momento los cambios son "muy llamativos", según Moreno. Después llega la etapa que la psicóloga define como "mar de fondo", cuando trabajan la parte personal y desarrollan las herramientas psicológicas porque, si no, "la conducta adictiva puede volver". La tercera es la de autonomía, donde se focalizan los esfuerzos en que las personas amortigüen una posible recaída, y, una vez concluido el proceso, Proyecto Hombre realiza una tarea de acompañamiento posterior al alta.
La Fundación organiza su trabajo, además, en dos áreas: tratamiento y prevención. La primera es la que aglutina a los adultos y consta de una residencia con cincuenta plazas; otra residencia penitenciaria, en Picassent, con 50 plazas; tres centros de día, con 140 plazas en total; y un programa de tarde, que es privado aunque disponen de becas.
La segunda área es la de adolescentes con cuatro actuaciones distintas: prevención en colegios, con entornos vulnerables, en el entorno laboral y Proyecto Joven, donde atienden a personas de entre 13 y 23 años. Según María Amor, coordinadora del área de jóvenes, en 2022 atendieron a 65 chicos y chicas y sus familias. Tras la pandemia, la media de edad se ha reducido: "Ahora la edad media es de 16 años".
Entre los adolescentes han notado también que se ha incrementado la dependencia a las tecnologías. Sus atenciones son un 52% por adicción al cannabis, un 25% a las tecnologías y un 16% al alcohol. También hay adicción a la cocaína, que ha subido un 4%, y a los fármacos.
En cuanto a los adultos, los datos se mantienen en los mismos porcentajes precovid. El 37% de sus atenciones es por adicciones a la cocaína, el 26% es por la suma de cocaína y alcohol, el 18% por alcoholismo, el 6% cannabis, el 4% heroína y el 3% ludopatía. Lo que sí han notado, según Moreno, es que quienes acuden lo hacen en estados más graves: "Ahora los consumos son más abusivos y con más mezclas de sustancias".
Las profesionales piden concienciación y más recursos
María Amor pide más conciencia a la clase política porque "tener unas leyes que regulen, legislen y protejan a nuestros chicos y chicas ayudará a que no se desarrollen conductas en el futuro", pero también a la ciudadanía en general porque "todos podemos poner nuestro granito de arena".
Por su parte, María Moreno reclama más fondos porque la lista de espera es de casi un año en comunidades terapéuticas y de más de dos meses en centros de día. Al respecto, Moreno explica que sí hacen un seguimiento de quienes llegan y se quedan a la espera de recibir una plaza, pero lamenta que, con lo que cuesta que quienes sufren adicciones pidan ayuda, luego no se les puede hacer esperar.
Ambas señalan que no hay un patrón de persona adicta pero hay factores de riesgo que incrementan la posibilidad de desarrollar una dependencia aunque "las sustancias están en todos los sitios", según reconoce Amor.
En cualquier caso, tanto Fernando como Josep envían un mensaje de ánimo porque "de las adicciones se sale. Mi hijo se ha convertido en un ejemplo", reconoce orgulloso Fernando, a lo que Josep añade que "hay que luchar porque la vida es muy corta y muy bonita".
Ana Galarza
Redactora de informativos en Radio Valencia Cadena SER Comunitat Valenciana.