Uno de los acusados de prostituir a menores en Valencia niega el abuso: "Hasta les llevé al dentista"

València

Uno de los acusados de haber abusado y prostituido a menores tutelados ha asegurado este martes ante el juez que jamás mantuvo relaciones con menores de edad, aunque ha admitido que les ofrecía ayuda, les permitía usar internet, les compraba ropa e incluso les llevó "al dentista".

"Los problemas empezaron cuando les corté el grifo", ha señalado el acusado en el juicio que ha comenzado en la Sección Segunda de la Audiencia de Valencia contra él, de 67 años, y otro hombre de 29, a los que se acusa de contactar con menores residentes en un centro -del interior de la provincia- y mayores de edad en situación de desamparo, a los que, presuntamente, facilitaban alcohol o drogas para debilitar su voluntad y someterlos a prácticas sexuales.

Según el escrito de acusación del fiscal, el menor de los procesados, de origen marroquí, contactaba con menores tutelados y les llevaba a la casa del otro acusado, español, para que abusara de ellos (con tocamientos, felaciones y penetraciones anales al menos a cinco jóvenes), todo entre septiembre de 2018 y julio de 2019.

La Fiscalía les acusa de tres delitos de corrupción de menores, tres delitos de abuso sexual, un delito relativo a la prostitución y otro delito de tráfico de drogas a menores de edad y reclama que sean condenados a 17 y 33 años. Ambos pasaron ya cerca de un año en prisión preventiva.

El procesado de mayor edad ha asegurado ser "una persona generosa", un músico retirado por problemas de párkinson que daba clases gratuitas de música a quien se lo pedía y que acogía a los menores por caridad.

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Respecto al otro acusado, ha asegurado que lo acogió igualmente "para que arreglase sus papeles del padrón" y que dormía en otra habitación.

Cuando la Guardia Civil registró el domicilio este procesado estaba en la cama con otro joven marroquí, mayor de edad, que según el testimonio del propietario de la casa "estaba de paso, porque en unos días se iba a ir a Bilbao con su novia para hacer películas porno".

El acusado ha indicado que las relaciones con este joven "fueron consentidas" y ha negado haber pagado nunca o haber facilitado drogas a jóvenes a cambio de favores sexuales. "Eran mayores para hacer lo que hacían; el vulnerable era yo, no ellos", ha dicho para negar también haberles facilitado alcohol: "Ellos traían su droga, yo tenía marihuana porque tengo párkinson y me va bien".

"Al final cada vez venían más, siempre había tres o cuatro para comer; me vaciaban la nevera día sí, día no, me desaparecían cosas de casa y empecé a cortarles la entrada. Así empezaron los problemas", ha insistido el procesado.

"Los chavales daban muchos problemas, he visto batallas campales a las puertas del centro, muchas peleas con los gitanos. Yo los recogía porque así no estaba haciendo trastadas, les dejaba que usaran internet para hablar con sus familias", ha asegurado para añadir que durante el año que ha estado en prisión preventiva "se han llevado todo lo que han querido" de su casa.

El segundo de los acusados, el más joven, ha confirmado que acudió al primero porque "tenía fama de buena persona" en el pueblo y porque le resultó imposible empadronarse en las viviendas de dos familiares que ya residían allí.

Ha admitido conocer el centro de menores porque su exmujer, con la que tiene una hija, residía allí, pero ha negado haber hecho de intermediario con otros internos del centro.

Sabía que el propietario de la vivienda en la que residía era homosexual, pero no vio nunca cómo se mantenían relaciones sexuales en la casa, ha dicho.

Los guardias civiles que han declarado en el juicio han explicado que conocieron los hechos por una denuncia del director del centro de menores y otros funcionarios, a raíz de la cual se entrevistaron con las supuestas víctimas, intervinieron el teléfono del mayor de los acusados, vigilaron su domicilio y finalmente organizaron un registro en el que se halló marihuana y hojas de coca.

Uno de los agentes ha señalado que las conversaciones intervenidas evidenciaban el interés del principal acusado en corromper a los menores, si bien las palabras concretas no han sido reproducidas en la vista.

El director del centro de menores ha testificado que presentó una denuncia tras "unos hechos manifestados por una joven interna, ante los cuales -ha dicho- no podíamos dejar de actuar".

Igualmente, ha explicado que sospecharon de la actividad de varios menores que llevaban ropa que no podían costear con la asignación de "diez o doce euros que recibían semanalmente" y que, además, en alguna ocasión llegaron al centro de madrugada "y en un estado lamentable por consumo de psicotrópicos".

Este testimonio ha sido corroborado por la coordinadora del centro, quien ha explicado al tribunal que, ante la ausencia de varios menores, una noche fue a buscarlos a casa del procesado.

"Vi en el balcón a un señor mayor -al que ha reconocido en la sala de vistas- y a otro joven de raza árabe -que no ha reconocido aunque ha identificado su nombre por referencias de otros menores internos- y les pedí que bajaran los menores. El chico de raza árabe me dijo que no había nadie, pero yo había visto a uno pasar. Al cabo de unos minutos bajó uno, de 17 años; vino cabizbajo, me dijo que no era el único, que el propietario de la casa les ofrecía dinero, comida, bebida... En ese momento no pregunté más. Posteriormente otro menor aseguró que era a cambio de favores sexuales".

Igualmente, esta coordinadora ha explicado al tribunal que supo, por referencias de otros menores internos, que se entendían con el "señor mayor" gracias a otro joven árabe que convivía con él, cuyo nombre coincide con el del procesado más joven.

El juicio continuará este miércoles con la declaración de las víctimas que han podido ser localizadas.