Madrid

Patricia Rodriguez y Tono Garzón son un equipo. Y así trabajan. Maquillaje y peluquería, en conjunto, es una pieza más de la caracterización de los personajes y como tal se tiene en cuenta. "No está separado en la Academia de cine. Pilar firma por maquillaje y yo (Tono) por maquillaje de efectos especiales, es decir caracterizaciones, envejecimientos".

Patricia Rodríguez ha mamado el cine desde muy pequeña: "mi abuelo fue eléctrico, y mi padre también. Ahora mi hermano se dedica a ello, con la empresa familiar: Cinetel. Por su lado,Tono Garzón llegó al cine por casualidad, porque en realidad, estaba estudiando para controlador aéreo. Un día se presentó en su casa de estudiante un amigo caracterizado de zombie. Este le explicó que estaba haciendo un curso de maquillaje para cine. A aquel le interesó tanto que le cambió la vida por completo.

El atentado de Gregorio Ordóñez

Uno de los momentos más dramáticos de la película es sin duda el asesinato perpetrado por Txapote. Un personaje entra en escena se encamina por una calle del centro de San Sebastián. Va encapuchado. Traspasa la puerta de una taberna del centro. Se acerca a la mesa de unos amigos que departen alrededor de unos pintxos y unos vinos. El personaje encañona la cabeza de uno ellos. Y dispara. La secuencia no dura más de dos minutos. "Hice un poco de investigación" explica Tono Garzón, "qué calibre de bala utilizó ... y es que al final, los que hacemos efectos de maquillaje somos forenses, médicos, sabemos de anatomía... porque lo que intentamos es reproducir la realidad, y que cuando el espectador vea la película se diga: "¡Ostras, qué crudo! y que no se diga que parecen los (disfraces de) carnavales." Por encima de ello, como el personaje era público y hay fotos de él por todas partes, había que ser fieles a la realidad. "Tuvimos que recrear su imagen, pero obviamente no era él, y ahí radicaba el problema", añade Patricia Rodriguez. "Fue necesario copiar sus cejas, pero es que su pelo fuerte y puntiagudo en la cabeza de otro no parecía verdadero." Se utilizó a un doble, un especialista. "Tampoco queríamos que físicamente fueran dos gotas de agua", apunta Garzón, "lo importante era que la imagen recordara al político asesinado."

La caracterización ayuda al actor a meterse en el personaje

Ambos cuentan que en ocasiones sirven de psicólogos a los actores porque son muchas horas las que pasan en los camerinos, incluso Garzón señala que los actores les mencionan que su trabajo favorece la labor actoral: "A ver cómo me meto en el papel, dicen, pero el día que se ven con el maquillaje, con la imagen, o con simplemente el peinado, ya actúan como ese personaje". "En los años 90, los hombres llevaban las patillas un poco más cortas", nos aclara Patricia, "pero teníamos que ser muy sutiles en los cambios, para conseguir que lo que se ve es la realidad de aquel momento y hacer que el público se lo creyera. El espectador se tiene que olvidar que está viendo una película y no se tiene que fijar en detalles que le saquen de la ficción de la que está siendo testigo."

Millón y medio de espectadores

En el momento en el que escribimos estas líneas, 'La infiltrada' de Arantxa Echevarría ha alcanzado desde su estreno, el millón y medio de espectadores y va camino de recaudar diez millones de euros cuando su presupuesto fue de la mitad. Los que han estado detrás de las cámaras dan fe de que ha sido un trabajo de equipo, en el que todos han sido escuchados, para hacer un gran trabajo, cosa que no siempre ocurre.

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