La COP16 busca su segunda oportunidad en Roma
Más transparencia, democracia y eficiencia para proteger la Biodiversidad
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Espacio de Ecología: La COP16 busca su segunda oportunidad en Roma
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Alcobendas
Hoy da comienzo en Roma la segunda parte de la COP16 o Cumbre Mundial de Naciones Unidas sobre la Biodiversidad. Unas cumbres que se celebran cada dos años, pero que se truncó el pasado mes de octubre en la cita de Cali en la que no se pudo completar la agenda de temas previstos.
Un evento que, pese a la prórroga de las negociaciones en el mes de octubre del año pasado, incluso durante toda la madrugada del día posterior a la fecha de finalización prevista, quedó con temas pendientes en el aire. Hasta siete documentos oficiales de negociación quedaron sin el visto bueno de las partes.
En la cumbre fallida estuvieron durante 14 días reunidos representantes de 196 estados para hacer el seguimiento de los objetivos adoptados en 2022. Días antes del comienzo de la cumbre de la biodiversidad, la secretaria ejecutiva de la CDB, Astrid Schomaker, informó que hasta sólo 29 de los 196 países firmantes habían entregado sus planes completos, mientras que 91 naciones han delineado «objetivos nacionales» menos ambiciosos.
El fondo forma parte de un acuerdo más amplio para que los países movilicen al menos 200.000 millones de dólares anuales hasta 2030 para la biodiversidad, incluidos 20.000 millones anuales hasta 2025 de las naciones ricas para ayudar a los países en vía de desarrollo.
Entre los temas en debate destacan tres. Por un lado, la implementación del Marco Mundial de Biodiversidad (MMB) de Kunming-Montreal, la estrategia global para frenar la pérdida de especies y ecosistemas. El objetivo es el de avanzar en el establecimiento del sistema de reporte de los progresos de cada país hacia el hito de 2030 como fecha clave para evitar que la degradación de la naturaleza entre en puntos de no retorno que amenacen la vida en el planeta.
En este sentido, Ecologistas en Acción muestra su preocupación por la falta de concreción de indicadores que permitan evaluar si se ha logrado el objetivo de restauración de ecosistemas degradados o de mantenimiento de los servicios de los ecosistemas.
Este punto es fundamental ya que, sin indicadores científicamente robustos, se podrían presentar como acciones exitosas algunas que en realidad solo serían estrategias de “lavado verde” de empresas o gobiernos irresponsables.
Así mismo, el sistema y el informe de evaluación de los progresos hacia las metas 2030 del MMB, se prevén como meramente orientativas y voluntarias. Ecologistas en Acción considera que sin instrumentos legales vinculantes y de carácter obligatorio será muy difícil, si no imposible, detener la crisis ecológica mundial.
Por otro lado, el acuerdo sobre coordinación con otros convenios y organismos mundiales ambientales también presenta elementos preocupantes a juicio de la organización. Algunas partes, especialmente aquellos países con gobiernos más liberales y de derechas, estuvieron bloqueando en Cali la llamada para que todos los convenios ambientales de Naciones Unidas (y especialmente el de Cambio Climático y el de Biodiversidad) se coordinen con un plan de acción conjunto.
En tercer lugar, el gran bloque de la financiación puede ser el talón de Aquiles de esta COP. La reunión de Cali se cerró con un precario acuerdo para crear un instrumento financiero nuevo y específico para el Convenio de Diversidad Biológica tal como pedían muchos países del Sur global (hasta ahora se usaban Fondos de medioambiente, no diseñados para la biodiversidad en su origen), a partir de ahora faltará operativizar este nuevo instrumento y dotarlo económicamente.
También se renovó el compromiso de identificar y eliminar gradualmente los incentivos públicos que financian actividades destructivas de la naturaleza. Sin embargo, persisten las diferencias en el documento llamado Mecanismo financiero, que sigue trufado de corchetes, indicando discrepancias.
Fundamentalmente hay una petición de los países del sur de más transparencia, democracia y eficiencia para que los actuales fondos dedicados para apoyar la implementación del Marco Mundial, dado que ha habido grandes dificultades de los países más necesitados para acceder a esos recursos. Y, claro está, de movilizar un mayor volumen de dinero para un desarrollo que proteja la biodiversidad.
Lo hablamos en nuestro espacio de Ecología de esta semana con Antonio Quilis, y Jaume Grau, portavoz de Ecologistas en Acción.