La extinción masiva de las aves, causada por el ser humano
Un problema que conlleva la pérdida asociada de funciones esenciales de los ecosistemas
Nuestra naturaleza: La extinción masiva de las aves, causada por el ser humano
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Colmenar Viejo
Según previsiones de algunos investigadores, en los próximos dos siglos desaparecerán más de 1.300 especies de aves, el doble de las extinciones registradas hasta ahora, según estima una investigación publicada en la revista Science. Cerca de 100 especies españolas están en peligro de desaparecer.
Las consecuencias de la extinción de aves son mucho mayores de lo que se creía. La pérdida de cientos de especies que han provocado los humanos desde su aparición en la Tierra elimina funciones esenciales que cada ave realiza para los ecosistemas:
Aves que controlan plagas comiendo insectos, aves carroñeras que comen la materia muerta y su importante papel biosanitario, aves que comen frutas y dispersan las semillas favoreciendo el crecimiento de más plantas y árboles, aves que polinizan plantas... Cuando desaparece una especie, su función que realiza en el ecosistema muere con ella. Cuantas más especies con funciones diferentes desaparecen, más diversidad funcional se pierde. También hay que tener en cuenta la importante pérdida de diversidad genética, esencial para la viabilidad de las poblaciones a largo plazo.
La extinción de muchas especies ha generado una pérdida significativa en el conjunto de funciones esenciales que las especies desempeñan en un ecosistema (los también llamados servicios ecosistémicos), y varios millones de años de historia evolutiva.
Los archipiélagos españoles en peligro
Los lugares más afectados por la extinción de especies son las islas, debido a que sus ecosistemas son más sensibles, y por ello, más vulnerables en comparación con las áreas continentales.
Canarias y Baleares son las zonas donde será más patente la extinción de especies dentro del territorio español. Los datos demuestran que la mayor parte de las extinciones se concentran en las islas. En concreto, de todas las especies que se han extinguido, se estima que un 80% eran insulares, y como consecuencia, ya se ha perdido un 31% de diversidad funcional en estos ecosistemas. El futuro no es muy alentador, ya que, si no se toman medidas urgentes, muchas especies desaparecerán en los próximos años.
Algunos casos de especies insulares en peligro de extinción con una función clave se encuentran por ejemplo en las islas Canarias, donde la Paloma Rabiche (Columba junoniae) y la paloma turqué (Columba bollii) contribuyen a regenerar los Bosques de Laurisilva, ya que se alimentan de sus frutos, y a cambio dispersan sus semillas. Ambas empiezan a estar amenazadas y con su desaparición se perdería la función que desarrollan.
En Baleares, por ejemplo, está la Pardela Balear (Puffinus mauretanicus), un ave marina endémica que solo cría en estas Islas, y que contribuye a los ciclos de nutrientes en las aguas costeras a través de sus desechos, especie que está catalogada en peligro de extinción.
Las especies silvestres son bioindicadores de la Salud de los ecosistemas. La existencia de multitud de especies de Flora y Fauna en un ecosistema lo hacen más diverso y resiliente, siendo sinónimo de ambientes más saludables y equilibrados. Muchas son piezas claves para el funcionamiento de los ecosistemas, y unas especies dependen de otras para sobrevivir.
Factores que inciden en la extinción de especies
Uno de los principales problemas que provoca la desaparición de especies, es la degradación y pérdida de su hábitat. Si se conservan los hábitats que llevan funcionando, en muchos casos desde hace millones de años de evolución, supondrá no solo preservar a las especies en peligro, sino todos los procesos que permiten el buen funcionamiento de los ecosistemas y al resto de las especies que lo habitan. Por eso es vital preservar los hábitats lo mejor conservados y sanos.
Otra de las amenazas que han agravado en las últimas décadas la desaparición de especies, es la introducción de especies invasoras. Esto ha sido más patente en las islas. Entre los motivos que se señalan, destaca el de que muchas especies autóctonas no están adaptadas a la presencia de estas especies introducidas, y también son cazadas por animales domésticos o asilvestrados como los gatos. Estas especies además introducen nuevas enfermedades, para las que las especies autóctonas no han desarrollado defensas.
Otro de los factores que seguirá afectando de forma negativa a las aves en las próximas décadas, es el Cambio Climático, debido a la masiva quema de combustibles fósiles por el ser humano, es una amenaza cada vez más grave, sobre todo para las aves de alta montaña.
En estos últimos años, la proliferación de macroproyectos para grandes instalaciones de placas fotovoltáicas con la finalidad de producir electricidad, ha degradado y destruido grandes extensiones de territorio. Este hecho junto con la intensificación agrícola a escala global, la utilización de pesticidas y otros productos químicos, han reducido de manera dramática las poblaciones de aves esteparias.
La instalación masiva de aerogeneradores eólicos para la producción eléctrica, los llamados coloquialmente molinos, suponen también una grave amenaza para las aves y otras especies como los murciélagos, todos los años mueren cientos de aves y murciélagos debido al funcionamiento de estos molinos.
Un caso significativo que se produjo en China a partir de 1958 por la casi extinción del gorrión molinero
La campaña "Cuatro plagas" se propuso en 1958 en la China de Mao, como una campaña destinada a erradicar especies que se consideraban plagas, responsables de la transmisión de enfermedades y de comer alimentos cultivados. Entre las cuatro especies indicadas como plagas, estaba la del gorrión molinero (Passer montanus). Se mataron millones de gorriones con diversos métodos, y en 1960 se dieron cuenta de que se habían equivocado. Y aunque se paró la matanza de gorriones, el daño causado por el exterminio de los gorriones trajo consigo la proliferación de las langostas y otros insectos que devoraban las cosechas. Se había avisado por parte de científicos occidentales, que los gorriones no solo comían grano, durante parte del año devoraban muchos insectos controlando sus poblaciones. Esta reducción masiva de gorriones que los llevo casi a la extinción produjo la proliferación de las langostas, y fue responsable de una terrible plaga que formó una parte muy importante de la Gran Hambruna China, periodo de 3 años en el que se estima que el número de muertos oscila entre 15 y 45 millones de personas. Las cosechas fueron devoradas por las langostas y montones de personas murieron en la pobreza. La tasa de natalidad disminuyó y la de mortalidad aumentó, y los daños económicos fueron terribles, sobre todo para el pueblo llano. La Unión Soviética ayudó a Mao a encargarse de la repoblación de gorriones. Para ello, el dirigente chino solicitó a la URSS un cargamento de 200.000 gorriones que llegarían a China en secreto. Sin embargo, todavía no se ha llegado a conseguir mantener las poblaciones que había en fechas anteriores al inicio del exterminio de los gorriones.
En España, por ejemplo, el gorrión común (Passer domesticus), según datos que lleva registrando SEO/Birdlife desde 1998, estima que se ha producido un descenso de sus poblaciones en un un 20 % desde dicha fecha, y a nivel mundial se ha observado también un descenso significativo, aunque todavía no se saben con seguridad los factores que están provocando este descenso de sus poblaciones.
Hablamos de ello con José Monedero, Vicepresidente de Alula, la Asociación para el estudio y la defensa de la Naturaleza, y el anillamiento científico de aves.