Para ser buenos padres también hay que cuidarse
Recogemos (y completamos) las recomendaciones para una parentalidad positiva que elaboró el Ministerio de Sanidad
Entrevistamos al pediatra Iván Carabaño y a Ángela Ballestero, directora médico de Clínicas Vitalis Barcelona
17:06
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Fuenlabrada
Poner también el foco en los cuidadores y su salud es algo que se viene defendiendo desde hace años, pero normalmente nos imaginamos al cuidador de una persona dependiente.
¿Y qué pasa con los padres? ¿No es imprescindible una buena salud física y mental de los progenitores para que cuiden bien de los niños?
“Hoy queremos hacerle un homenaje muy especial a los padres y madres que nos escuchan. Hoy el programa está dedicado a ellos, y les vamos a regalar una serie de consejos de salud que pueden aplicar a lo largo de este año 2025”, explica el pediatra Iván Carabaño.
Lo primero que nos propone junto a Ángela Ballestero, experta en hábitos saludables y directora médico de Clínicas Vitalis Barcelona, es un objetivo marcado por el Ministerio de Sanidad, “la parentalidad positiva”.
“En esencia implica escuchar activamente a los niños, reservarse un tiempo todos los días a jugar con ellos y a interesarse por lo que han hecho, hacerles compañía durante al menos una de las comidas diarias y a la hora de acostarse, motivarles e incentivarles para que tengan una cierta autonomía; y a abrazarles cuando sientan tristeza, miedo o rabia”, enumera Carabaño.
Pero hay más objetivos con metas concretas, así Ballestero recomienda ejercicios de “gimnasia visual”. Por ejemplo, ejercitar el enfoque que consiste en “enfocar un objeto distante durante unos segundos, y después, muy lentamente reenfocar la vista en un objeto cercano que esté a menos de 30 centímeros”.
“Sirven para prevenir la fatiga visual y para mejorar la capacidad de enfoque”, explica.
Otra recomendación para padres tiene que ver con el descanso. “Es bueno echarse la siesta”, apunta Carabaño, “pues ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejora la hipertensión arterial, mejora la concentración, mejora los reflejos y mejora el estado del ánimo”. “La siesta ideal tiene lugar después de comer, mejor en el sillón que tumbado, para evitar el reflujo y que dure menos de 30 minutos”, matiza.
También es bueno que padres y madres se reserven un rato todos los días para pasear al aire libre. “Caminar regularmente aumenta la esperanza de vida, previene el deterioro cognitivo y mejora el humor al ayudar a que se libere serotonina”, señala Ballestero.
Y por último, es siempre recomendable una adecuada higiene de manos que ayudará a que los padres contraigan menos infecciones de esas que les transportan los hijos.
“Es especialmente importante lavarse las manos adecuadamente, en especial tras manipular pañales, o después de ayudar a la higiene nasal de los más pequeños de la casa. Hay que frotar con agua y jabón o con gel hidroalcohólico las manos en toda su superficie”, recomienda el pediatra.
Todo esto es la teoría, en la práctica, hay que poder combinar y encajar todas estas recomendaciones con las prisas y exigencias de la vida real.