La Policía Nacional ha detenido en Móstoles a Gregorio Navas Hernández, alias «Willy», uno de los diez fugitivos más buscados, que se encontraba en paradero desconocido y huido de la justicia desde que no regresara a la prisión de Valdemoro, donde cumplía condena, tras un permiso penitenciario. El fugitivo tenía más de 20 antecedentes por robos con fuerza, lesiones y atentado contra agentes, según ha informado la Policía Nacional. Era considerado, además, uno de los aluniceros históricos pendientes aún por detener. Navas Hernández era buscado por delitos contra la seguridad vial, contra la seguridad del tráfico, asociación ilícita, falsificación documental, robo de vehículo y atentado contra agente de la autoridad. Las continuas investigaciones policiales revelaron que se encontraba en una vivienda de Móstoles junto a su mujer y sus hijos, quienes colaboraban en su ocultación mediante medidas de contravigilancia en las inmediaciones del domicilio para detectar la posible presencia de los agentes. También contaban con una cámara de seguridad en la terraza del inmueble dirigida a la vía pública para detectar a cualquier persona ajena. Más tarde se supo que el fugitivo se ocultaba en la localidad toledana de Sonseca, donde fue identificado por miembros de la Guardia Civil, quienes trataron de proceder a su detención. En esos momentos, el fugitivo mostró una fuerte resistencia, tratando de huir atentando contra la vida de los agentes, a quienes intentó atropellar con su vehículo. Los agentes resultaron heridos. En julio de 2024, teniendo en cuenta el perfil del fugitivo y la gravedad extrema de los hechos cometidos, se decidió su inclusión en la lista de «Los diez fugitivos más buscados» de España. Esta campaña de colaboración se difundió tanto en los perfiles oficiales de las redes sociales de la Policía Nacional como en los medios de comunicación. Gracias a las informaciones recibidas por los ciudadanos, se pudo detectar su presencia de nuevo en el inmueble de Móstoles, por lo que se intensificaron las gestiones para su detención a través de medios técnicos y vigilancias discretas. De esta manera se observó que el reclamado, al descubrir que formaba parte de la campaña de Policía Nacional, intensificó sus medidas de autoprotección. Las muy pocas veces que salía de su vivienda lo hacía con la cara tapada con mascarillas quirúrgicas, gorros y gafas para dificultar su identificación. Durante la jornada de ayer se consiguió su plena identificación, por lo que se solicitó la autorización judicial para proceder a la entrada en el domicilio y su detención, que se ha llevado a cabo durante la pasada madrugada. El fugitivo pertenecía a una banda de butroneros que fue desarticulada en el invierno de 2022 por parte de la Guardia Civil en la llamada operación «Cerbero Torreón». Al Grupo se les atribuyó la autoría de 20 robos en diferentes establecimientos, especialmente de hostelería y empresas, de la Comunidad de Madrid. El grupo estaba conformado por cinco varones españoles, con edades comprendidas entre los 23 y los 38 años, que lideraba Gregorio, y que entre todos sumaban 70 antecedentes por hechos similares. Se les imputan judicialmente la sustracción de varios vehículos de gran cilindrada, los cuales empleaban para la comisión de los robos a establecimientos. «Willy» es amigo Jonathan M., alias «El Piojo», el conocido alunicero que protagonizó una espectacular huida junto a su hermano de la cárcel de Valdemoro en diciembre de 2020, aunque fue detenido dos meses después. El lugarteniente de la banda desarticulada a principios de 2022 ras Jimmy, alias «El Puto». Conocía a Gregorio del mismo barrio vallecano, aunque ya vivía en Móstoles. Contaba con también con antecedentes por robos con violencia y «alunizajes» de hace años. Los encargados actuaban empleando vehículos previamente sustraídos, tratándose de vehículos de alta gama y gran cilindrada, con los cuales se trasladaban al objeto de seleccionar establecimientos a violentar, huyendo posteriormente con el botín obtenido. Siempre perpetraban los hechos en horario nocturno, practicando butrones en las paredes o techos de los establecimientos, con la finalidad de apropiarse de las cajas fuertes y de los elementos de valor que encontraran a su paso. El grupo era muy voraz, perpetraban una media de cuatro hechos delictivos a la semana. A los ya detenidos se les atribuyó los delitos de pertenencia a grupo criminal, robos con fuerza, sustracción de vehículos y falsedad documental.