Sociedad

Educadores sociales y sindicatos critican el modelo de centros de menores como el de La Cantueña: "Favorecen la creación de guetos"

Los profesionales abogan por recintos más reducidos y ubicados en los barrios para mejorar la integración de los menores y el trabajo de los empleados sociales

El centro de menores inmigrantes de La Cantueña en Fuenlabrada, este verano, cuando todavía no habían terminado las obras de acondicionamiento. / Pilar García (SER Madrid Sur)

El centro de menores inmigrantes de La Cantueña en Fuenlabrada, este verano, cuando todavía no habían terminado las obras de acondicionamiento.

Madrid

El centro de primera acogida de menores migrantes ha comenzado ya a recibir a sus primeros habitantes. El recinto, ubicado en el cerro de La Cantueña (Fuenlabrada), cuenta con instalaciones para albergar alrededor de 100 personas. Sin embargo, los profesionales critican la ubicación de las instalaciones: alejadas de los principales servicios públicos —como colegios, institutos o centros de salud— y de centros de población. El lugar elegido, en pleno polígono industrial de Cobo Calleja, no es idóneo para que crezcan estos niños y niñas, tal como asegura el vicepresidente del Colegio de Educadores Sociales de Madrid, Adolfo Rodríguez. "La sensación, cuando llegas, es deshumanizante. Está apartado de toda comunicación, a las afueras, en un polígono. La única forma de acceder a un recurso público es caminar alrededor de 40 minutos para, por ejemplo, llegar a un centro médico", explica.

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El modelo de los macrocentros es contraproducente, cuenta Rodríguez, fundamentalmente por dos motivos: por un lado, estos lugares suelen acoger demasiadas personas, dificultando el trabajo de los profesionales y, por otra parte, suelen estar alejados de los barrios, fomentando la creación de guetos en los que estos menores crecen sin una relación con el entorno o los vecinos. "Los centros de menores masificados suponen un modelo caduco. Deberían ser más comunitarios, lugares en los que los niños participen de las actividades y del día a día de los barrios. Este tipo de lugares dificultan que, por ejemplo, puedan ir andando al colegio. El cambio debe apostar por centros más pequeños, de unos 10 ó 12 niños como máximo. De esta forma, el profesional puede apoyarles mejor. Tienen que ser lugares con atención más individualizada para que se de una atención adecuada", explica.

Hora 14 Madrid (30/09/2024)

23:31

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Fuentes expertas consultadas por la SER insisten en que el modelo de centros de menores debe tender a recintos más reducidos y en los que se apueste por una relación directa con el entorno. Así trabajan desde Accem, organización que atiende a cerca de 80.000 personas en 14 Comunidades Autónomas diferentes. María Tejada, responsable de comunicación, asegura que es fundamental garantizar un desarrollo normalizado de los niños: "Para ello juega un papel fundamental el lugar. Es necesario que sea accesible, no solo para llegar a servicios básicos como la escuela o el instituto, sino también para llegar a espacios de socialización. De lo contrario, se generan guetos". El urbanismo juega, dice Tejada, un papel clave en este aspecto. Para favorecer la normalización en el crecimiento de los menores es necesario, explica, que vivan en un entorno normal, en el que puedan relacionarse con otras personas. "Hay dispositivos que son de emergencia, temporales o para que desarrollen su vida. Nosotros abogamos por hogares. Dispositivos pequeños donde pueda reproducirse lo que es tener un hogar, vivir en un espacio afectivo. Abogamos por centros pequeños: casas o pisos en barrios normales, donde tienen acceso no solo a los servicios, sino a la relación con los vecinos del barrio. Lugares donde no se vean estigmatizados", cuenta Tejada.

Esta visión choca con la que, en muchas ocasiones, se establece por parte de la administración pública, como cuenta Juan Calle, responsable de Centros de Menores Públicos del sindicato UGT: "No tiene ningún sentido dotar centros con una cantidad elevada de plazas. Acaban convirtiéndose en almacenes de chavales, donde no se puede llevar a cabo un trabajo de integración o de normalización". Calle recalca que los macrocentros, en ocasiones, son el lugar al que se limita la experiencia de muchos de estos menores. "Si hablamos de centros en los que todo está dentro —escuela, talleres, enfermería—, lo que estamos creando es un gueto. Un reducto en el que es imposible integrar a estos chavales. En ese sentido, la Comunidad de Madrid parece que no guarda una correlación entre las leyes que aprueba y lo que hace finalmente con los centros de menores", cuenta Calle.

Sin embargo, la consejera de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, Ana Dávila, ha defendido este lunes el modelo del centro de La Cantueña que, ha asegurado, favorece la integración: "Se trata de un centro de primera acogida. El objetivo es ese: iniciar el proceso de integración con una acogida por parte de profesionales muy cualificados".

Agustín Rodríguez-Sahagún

Agustín Rodríguez-Sahagún

Graduado en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas. Máster de Periodismo UAM-El País. Redactor...

 
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