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Un estudio de la Carlos III señala la pobreza energética extrema provocada por los cortes de luz en la Cañada Real: "Es difícil encontrar esto en otras zonas de la UE"

Los investigadores demuestran que las temperaturas alcanzadas en el interior de viviendas sin electricidad llegan a desplomarse a los 4 grados en invierno

Una niña calienta sus manos en una chimenea de gas en la Cañada Real durante el temporal de Filomena / SOPA Images

Una niña calienta sus manos en una chimenea de gas en la Cañada Real durante el temporal de Filomena

Madrid

Los cortes de suministro eléctrico en la Cañada Real han provocado que las familias que viven ahí se encuentren en una situación de pobreza energética extrema difícilmente localizable en otros puntos de la Unión Europea. Así lo recoge un estudio elaborado por la Universidad Carlos III de Madrid, que ha analizado las condiciones térmicas y de humedad en varias viviendas de esta población entre los años 2020 y 2022. El estudio refleja cómo aquellas viviendas afectadas por los cortes de luz padecieron frío extremo su interior, lo cual ha imposibilitado —y lo hace actualmente— que las familias que viven en esta zona hayan podido vivir con normalidad. Las viviendas que no tuvieron acceso al suministro eléctrico durante el periodo que analiza el estudio llegaron a registrar en algunos momentos de la noche hasta 4 grados. En palabras de Jorge Martínez Crespo, profesor titular del departamento de ingeniería eléctrica de la Universidad Carlos III y uno de los autores del estudio, las temperaturas registradas en durante el invierno en estas casas eran extremas. "Nunca hemos detectado temperaturas como las que hemos medido en la Cañada Real. Es casi como estar a la intemperie. Medir en un hogar una temperatura de 4 grados centígrados es prácticamente imposible, salvo en casos como el de la Cañada Real, sin conexión con una red eléctrica", asegura.

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Detrás del frío extremo o de los altos niveles de humedad se encuentra como principal factor la falta de suministro eléctrico, pero también la calidad de las construcciones, según Martínez Crespo: "Siempre hay razones constructivas que condicionan las temperaturas del hogar. Hay viviendas que pueden ser consideradas chalets y otras que son prácticamente chabolas. Las diferencias, claro, son ostensibles".

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El frío padecido en invierno por quienes carecían de acceso a la red eléctrica fue notable, aunque este no es, según el estudio, el único momento del año en que la vida se recrudeció para los vecinos de la Cañada Real: en verano la situación llegaba a ser también extrema. "Podíamos llegar a los 40 grados en un hogar. Eso te lo podías encontrar fácilmente. De hecho, es hasta más común, independientemente de las condiciones del hogar o del suministro. Esto se debe a que, más allá de las condiciones económicas, muchos hogares todavía no disponen de aparatos de refrigeración", dice Martínez Crespo.

Estas temperaturas van mucho más allá de los límites marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), dice el investigador, así como de los establecidos por los autores de este estudio: "La OMS establece como temperaturas de confort aquellas entre los 18 y los 26 grados. Nosotros ampliamos un poco ese margen a entre 17 y 27 grados. Mientras un hogar se encuentre entre esos valores podemos decir que está a temperaturas confortables. Hay viviendas en la Cañada Real con suministro eléctrico que, incluso a pesar de estar en condicones complicadas, registraban temperaturas medianamente aceptables. En el Sector VI, por ejemplo, nos encontramos con el caso de una chabola que estaba conectada a la red eléctrica y conseguía mantener esas temperaturas y, sin embargo, 400 metros más lejos teníamos otra en la que se registraban temperaturas de 4 grados en invierno. La diferencia es abismal".

"Es necesario encontrar una solución"

El estudio refleja las complicadas circunstancias en las que vive todavía buena parte de las casi 8.000 vecinos de la Cañada Real. Desde la incapacidad de los hogares para "mantener la vivienda en temperaturas y condiciones de humedad adecuadas" hasta la imposibilidad de dotar los hogares de servicios básicos como agua caliente, cocinado de alimentos o refrigeración. Precisamente por ello, el estudio señala también una serie de propuestas para solucionar la situación de los vecinos de la zona: desde asegurar el acceso a la electricidad hasta ayudas para rehabilitar las viviendas en mal estado. Sin embargo, Martínez Crespo considera que, si todavía no se ha solucionado esta situación, es porque hay falta de interés por parte de las administraciones: "Es cierto que las soluciones pueden ser más o menos complejas. Pero, tres años después del apagón de octubre de 2020, es difícil sostener que no se ha podido arbitrar una solución para las familias que todavía están en esta situación".

Agustín Rodríguez-Sahagún

Agustín Rodríguez-Sahagún

Graduado en Derecho por la Universidad Pontificia de Comillas. Máster de Periodismo UAM-El País. Redactor...

 
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