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“Hubo un pequeño momento en el que el imperio mexicano de Maximiliano de Habsburgo pudo tener éxito”, asegura el historiador Edward Shawcross

Charlamos con el autor de ‘El último emperador de México’ de Ático de los libros

Charlamos con Edward Shawcross autor de ‘El último emperador de México’

Charlamos con Edward Shawcross autor de ‘El último emperador de México’

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Fuenlabrada

La historia que nos cuenta Edward Shawcross en ‘El último emperador de México’ (Ático de los libros, 2023) es una de las más rocambolescas del siglo XIX si hablamos de gobernantes, reyes o emperadores, y es la que hace que el hijo del emperador de Austria termine siendo emperador de México por interés del emperador de los franceses. La historia no acaba nada bien, al menos para Maximiliano de Habsburgo, protagonista de esta aventura y del libro del que hemos hablado con su autor.

Pregunta- El libro está contado de una manera muy amena, y eso lo hace muy agradable dentro de la tragedia que hay de trasfondo, pero la pregunta inicial tiene que ser obligada ¿Por qué? ¿Qué hace un austriaco gobernando México como emperador? Se ha hablado de muchos motivos, la deuda exterior con países europeos, el interés francés por equilibrar el poder de Estados Unidos… ¿Qué explicación daría el autor?

Respuesta- Hay dos razones de por qué en México se crea un imperio. La primera es que, a diferencia de las otras independencias, ya el México independiente se crea como imperio bajo Agustín de Iturbide. Fue un desastre. La segunda razón es que la República que lo sustituyó fue un estado fallido.

P- A los españoles no nos debería sonar tan raro eso de buscar reyes de importación, poco después lo hicimos con Amadeo de Saboya, pero es verdad que son unos años intensos en la política mundial: Guerra Civil americana, las revoluciones europeas del 68, la Guerra austro-prusiana y la Guerra franco-prusiana que al final provoca el nacimiento de Alemania, la unificación italiana… México se convierte en una casilla más del tablero internacional.

R- También está la Guerra mexicano-estadounidense que generó un trauma en la sociedad mexicana y los Estados Unidos desfilaron por las calles de Ciudad de México. Consiguieron muchos territorios. Esta situación es también uno de los motivos que hace que los conservadores mexicanos piensen que la mejor solución era volver a ser un imperio.

P- Se dice que el concepto América Latina lo inventa Napoleón III precisamente para que la influencia francesa no se viera tan extraña y no hay que olvidar que Napoleón III está casado con una española, Eugenia de Montijo.

R- Es una figura extraordinaria y como su tío, Napoleón I, también piensa que tiene que llevar a Francia a la mayor grandeza y a ser de las naciones que lideren el mundo. Además considera que hay trazos culturales y religiosos comunes entre las naciones latinas europeas, por eso es conveniente el término de Latinoamérica. Napoleón III ve una oportunidad magnífica para extender el poder francés en México. En París, los conservadores mexicanos exiliados tras la guerra convencen a la emperatriz Eugenia con un “plan brillante” utilizando unos pocos miles de soldados para tener todos los beneficios del colonialismo a un coste mínimo, sobre todo en comparación con lo que estaba pasando en Argelia. Creía que era un nuevo ‘El Dorado’.

P- Volvamos a Maximiliano ¿Cómo era?

R- La clave es que era el hermano menor del futuro emperador Francisco José de Austria. Era talentoso y tenía obsesión por la herencia y el destino de los Habsburgo. Era también un soñador, le interesaba el arte…. pero no era un hombre práctico.

Retrato en óleo sobre lienzo de Maximiliano I de México (1864).

Retrato en óleo sobre lienzo de Maximiliano I de México (1864). / Franz Xaver

P-¿Sabía dónde se metía al aceptar la corona mexicana?

R- No, al menos no cuando se la ofrecen por primera vez en 1861. Además no había corona que aceptar, ya que en México había un presidente elegido, Benito Juárez, pero él tenía el apoyo de los conservadores y de Napoleón III. Al final lo convencieron junto con su esposa, Carlota de Bélgica, que era muy ambiciosa pero también muy práctica. Maximiliano tuvo mucha presión.

P- Benito Juárez es el antagonista de toda esta historia. Maximiliano de Habsburgo y enfrente un indígena, hijo de campesinos de Oaxaca.

R- En términos de drama es un decorado magnífico. Juárez es una persona también convencida de sus ideales y voluntad política para glorificar la república. Un ejemplo de su determinación, que cuenta en su biografía, es que mientras aprendía español con su tío, no era su lengua materna, le pedía que le pegase si no avanzaba suficiente. Este da una buena idea de su determinación.

P-¿Tuvo realmente posibilidades de éxito esa aventura imperial?

R- Fue posible pero en una pequeña ventana de oportunidad. Solo cuando Estados Unidos estaba aún en guerra y no podía contrarrestar la llegada de tropas francesas. Pero además los franceses se encontraron con la resistencia local, como en la derrota de Puebla, el 5 mayo de 1862. Luego se tomó esa ciudad, y Ciudad de México, pero Maximiliano no llega a Veracruz hasta mayo de 1864. Son dos años después, un periodo muy largo en el que la situación se complica.

P- Casi tan teatral como su vida fue su muerte en el Cerro de las Campanas, pero ¿ha tratado con justicia la Historia a Maximiliano de Habsburgo?

R- El relato es el de vilificar todo lo que tiene que ver con el Segundo Imperio, a la vez que se glorificaba a Benito Juárez. El villano era Maximiliano. Pero en los últimos cuarenta años se ha intentando dar una imagen más fiel de lo que estaba ocurriendo y de las ideas moderadas y liberales que tenía.

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