La Ciencia en la cárcel como herramienta de reinserción
Un acuerdo entre CSIC y la ONG Solidarios ofrece conferencias científicas en las prisiones de Valdemoro, Soto del Real y Navalcarnero para acercar la innovación y facilitar su posterior reincorporación social
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Álvaro Crespo, responsable de Cultura en prisiones de la ONG Solidarios para el Desarrollo, habla sobre el acuerdo con el CSIC para ofrecer conferencias sobre Ciencia en cárceles.
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Valdemoro
Los intereses y las motivaciones de los reclusos son iguales que los que tiene el resto de población en el exterior, con la diferencia de que en la Ciencia y Tecnología, los internos ven cómo el mundo avanza más rápido fuera que con “el parón que ellos tienen” dentro, asegura Álvaro Crespo, responsable de Cultura en prisiones de la ONG Solidarios para el Desarrollo.
Conscientes de esto y teniendo en cuenta que “la presencia de la Ciencia quedaba un poco coja” en las actividades que organizan en centros penitenciarios, la ONG ha llegado a un acuerdo con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para ofrecer 30 conferencias en los centros penitenciarios de Madrid III (Valdemoro), Madrid V (Soto del Real) y Madrid IV (Navalcarnero), además de otros de Granada y Sevilla. “Agradecen mucho que haya alguien que un sábado por la mañana vaya a contarles algo interesante y puedan intervenir sin ningún tipo de trabas”, indica.
Crespo recuerda que desde hace años realizan programas culturales en prisión y hasta llevaron a Madrid III en 2018 al premio Nobel, Mario Vargas Llosa, para ofrecer una charla. En este centro como cita fija tienen programado el taller de lectura y escritura, cada quince días, otro semanal de Antropología, además de salidas programadas para visitas el museo Thyssen, unas 46 al año. Ahora, con las conferencias se quiere hacer una apuesta por lo científico, por eso han suscrito un acuerdo con el CSIC para que “participe y traslade lo que hacen en otros contextos”.
Las actividades se realizan en la prisión de Valdemoro dentro del módulo sociocultural, uno de los espacios comunes, en una de las aulas más grandes, aunque, a veces, se utiliza el salón de actos con actividades especiales como conciertos u obras de teatro como la que llegará en julio, de la mano del grupo de teatro de la UC3M, de una obra de Federico García Lorca.
La asistencia, dice Crespo, es voluntaria y no supone ningún tipo de beneficio penitenciario. Suelen acudir entre 15 y 25 internos, aunque en las actividades especiales la presencia es mayor, entre 90 y 150 internos. Son iniciativas muy beneficiosas para el interno, máxime cuando “algunos no tienen relación con familia o conocidos, y esa aparición de alguien de fuera que le habla de tú a tú, como el voluntario, más la presencia del conferenciante, es algo muy motivador”. Un interno de otro centro le llegó a decir durante una actividad programa fuera de la prisión que “una hora fuera era como diez días dentro”.
Los voluntarios rompen con muchos tópicos sobre la cárcel en su primer día de actividad allí. Después el gestor del voluntariado de la ONG tiene que recordarles que “nunca olviden que están en un centro penitenciario y las normas que rigen. Es un espacio en el que el interno te recibe con una alfombra roja”, afirma Crespo, quien reconoce que Madrid III es un centro donde se trabaja muy bien por el buen clima con internos y funcionarios.
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