“Para hablar de las drogas con los hijos no hay edad, depende de la madurez del menor”
Patricia Cuervo, educadora de prevención de CAID de Alcobendas, explica cómo deben abordar los padres con sus hijos la prevención e información sobre drogas
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Patricia Cuervo, educadora de prevención de CAID de Alcobendas, habla de cómo abordar la prevención del consumo de drogas con los hijos.
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Alcobendas
La prevención en el consumo de sustancias en menores es una labor de toda la sociedad, no sólo de los expertos. Es una suma de acciones entre profesorado, AMPA, policía, músicos, deportivas, actores, sus ídolos, hasta los que venden las bebidas, y desde luego, la familia, indica Patricia Cuervo, educadora de prevención de CAID de Alcobendas.
Pero, ¿cuándo hay que abordar este delicado asunto con los hijos? Es la eterna pregunta de los padres, cuándo y cómo. Según Cuervo “no hay edad, depende de la madurez del menor”, por eso apuesta por crear valores y actitudes ante las drogas con las conductas que los chicos vean en casa. “Si ven que los padres toman habitualmente medicamentos sin receta, por ejemplo, acabarán aceptando comportamientos poco saludables”, o si llega una fiesta familiar y al menor se le permite tomar alcohol, porque “por una vez no pasa nada”, se está mandando un mensaje equivocado.
Cuervo asegura que hay edades más complicadas que otras. Así entre los 12 y los 14 los menores rechazan las drogas y hasta regañan a sus padres porque, por ejemplo, fuman mucho. Pero entre los 14 y los 17 es periodo de explorar, de curiosidad, y se empieza sobre todo por el tabaco y el alcohol. Un tiempo donde el grupo de amigos, los iguales, tienen más peso que los padres en el adolescente.
Por eso, esta experta recomienda acercarse a los hijos, no como colega, ni como la figura que le da “un sermón”. Afirma que “tienen que vernos como la persona con la que pueden contar y calmar sus inquietudes. Así aconseja distinguir entre “estar disponible” y “atosigar”, hay que ver también la postura del hijo en lo que a drogas se refiera y para iniciar el diálogo sobre el tema hacerlo a partir de estímulos exteriores. Por ejemplo, a raíz de un anuncio visto en televisión o comentando que hemos visto restos de un botellón y ver qué piensa. De esta forma, el menor no pensará que va a recibir una charla, sino a hablar con sus padres de algo cotidiano.