MaraVilla de Aranda

Aranda de Duero

Si hay dos aficiones que engrandecen y hacen del balonmano un deporte de posibilidad y futuro son las de Aranda y Cangas. Este domingo ambas daban un espectáculo que levanta la imagen de la ASOBAL, con un ambientazo caluroso que contrarrestaba con el agua y frío que sacudía Aranda fuera, en la calle.

En lo referente al choque, a la importancia de un duelo capital para ambas escuadras, primeros minutos de mucha exigencia pero de buenas acciones en defensa de Aranda. A la fiesta se sumaba Pau Guitart que iniciaba su recital con paradas incluidas en el siete metros. Los amarillos no fallaban, y si lo hacían tenían a su retaguardia (4-1). Como dato, Cangas tardó ocho minutos en llegar al segundo tanto, pero no se disponía a irse del partido. También con una rocosa defensa y muy buena portería respondía. Reaccionaban los de Nacho Moyano, aprovechando unos malos minutos en ataque de Aranda, y poniendo la igualdad en el marcador (6-6).

Javi Márquez pedia tiempo muerto pero el problema persistía. Había que desatascar. Llegaron las primeras exclusiones pero en la acción en la que por vez primera los gallegos se ponían por delante no faltaba la polémica. Las ventajas ahora eran visitantes y los locales remaban a por el empate, pero el final de la primera parte se decantaba con ventaja gallega (11-12). El escenario había cambiado.

El inicio del segundo tiempo no traía tampoco buenas nuevas. Aranda se topaba con el palo o el portero, y la parada a los siete minutos de la segunda parte terminaba por aguar las intenciones de los de Márquez. En ese momento iban dos abajo, y con bola para el rival. Escenario complejo, ante el que los ribereños se rehicieron para igualar la desventaja (15-15). Ahí llegaba una nueva exclusión. Más difícil todavía.

Imparables

Pero en esos momentos duros, casi imposibles, es donde cree y confía el Tubos Aranda. Vayamos por partes de la retahíla de momentazos vividos. Primero el liderazgo de Don Juan (Tamayo). 18-16. Y la locura se desataba en el pabellón. A partir de ahí cruce de goles, siempre con ventaja local, hasta que Arthur sacó su magia (24-20). Y a remar.

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Y se hizo en comunión. En la consonancia de un gran pabellón entregado con un equipo aguerrido, Tubos Aranda se iba a por el partido. Pinillos, Rogonovs, Megías… La segunda unidad daba oxígeno y alegría. Pero aún había que sufrir. Porque a falta de 1.20 Cangas se ponía a dos. Era importante controlar los nervios y pensar, evidentemente, en el golaverage. Pero los gallegos se pusieron a uno y el resultado se ponía en peligro. Los nervios estaban presentes en el pabellón. Pero el gol llegó, aunque fuera de rechace (29-27). Final, explosión de júbilo, y felicidad para un Aranda que se pone con 16 puntos. La salvación no es matemática, pero ya se empieza a rozar. Solo faltó el average.

Por espectáculo, por resultado, por ambiente y sobre todo por equipo y perseverancia, Aranda debe ser ASOBAL.