El reto de ciudades pequeñas y el medio rural: mantener viva la magia del cine
Los Margareto, la tercera generación de una familia de cine que siguen dando pasos para evitar que la gran pantalla se apague en otras localidades
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PALENCIA, 17/02/2025.- En plena era del "streaming" en el ocio audiovisual y de cierre de salas de las grandes cadenas de exhibición, la familia Margareto nada a contracorriente con una apuesta por el cine en el medio rural, por mantener salas en ciudades pequeñas y evitar que la cultura audiovisual desaparezca en lugares donde cada vez resulta más difícil sostener ese tipo de negocios. Los Margareto, la tercera generación de una familia de cine que mantiene once salas abiertas en Palencia (78.000 habitantes) en los cines Ortega y Avenida y un cine al aire libre bautizado como OMY, -en honor a su abuelo Osmundo Margareto Yenes y a su padre Osmundo Margareto-, siguen dando pasos para evitar que la gran pantalla se apague en otras localidades. EFE/ Almudena Álvarez / Almudena Álvarez (EFE)

Palencia
En plena era del "streaming" en el ocio audiovisual y de cierre de salas de las grandes cadenas de exhibición, la familia Margareto nada a contracorriente con una apuesta por el cine en el medio rural, por mantener salas en ciudades pequeñas y evitar que la cultura audiovisual desaparezca en lugares donde cada vez resulta más difícil sostener ese tipo de negocios.
Los Margareto, la tercera generación de una familia de cine que mantiene once salas abiertas en Palencia (78.000 habitantes) en los cines Ortega y Avenida y un cine al aire libre bautizado como OMY, -en honor a su abuelo Osmundo Margareto Yenes y a su padre Osmundo Margareto-, siguen dando pasos para evitar que la gran pantalla se apague en otras localidades.
El único cine en Medina del Campo
Su última iniciativa ha sido alquilar los Cines Coliseo de Medina del Campo, el único cine de esta localidad vallisoletana, para impedir su cierre tras la jubilación de la familia que lo gestionaba.
"Si siguen abiertos, es porque los hermanos Lorenzo, los antiguos dueños, han querido. Si ellos no hubieran cedido y nos hubieran ofrecido un alquiler asequible, habría sido imposible", reconoce el gerente de esta empresa familiar, Javier Margareto, en una entrevista a EFE.
"Mantener abiertos los Cines Coliseo era casi un deber. Medina no podía perder su cine referencia y quedarse sin salas, así que tomamos el testigo del gran trabajo que han hecho los hermanos Lorenzo estos últimos 30 años", señala este empresario cinematográfico.
Cine en el medio rural: un reto
Pero la apuesta por la familia Margareto para que la luz del cine siga viva no se detiene ahí. Gestionan los cines Boulevar de Ávila, donde organizan un Cine club que se ha convertido en una de las iniciativas culturales más exitosas de la ciudad.
Una idea que va a poner en marcha también en Medina del Campo, para que los aficionados al cine puedan disfrutar, no solo de los títulos más comerciales, también de un cine imprescindible, de calidad, que por circunstancias diversas no tienen cabida en la cartelera.
"Es una apuesta ambiciosa pero confió en que funcione viendo la excepcional respuesta del público que está teniendo el Cine club Bulevar Ávila", apunta este empresario que, desde 2022, también ofrece espectáculos en el Teatro Santo Tomás de la capital abulense.
Guardo, Paredes de Nava, Carrión de los Condes
También colaboran con la asociación AMGu en Guardo (7.000 habitantes) para llevar el cine al norte de la provincia de Palencia tres días a la semana y con los ayuntamientos de Paredes de Nava y Carrión de los Condes, en la provincia palentina donde organizan sesiones semanales o quincenales para sus dos mil habitantes.
"Nosotros amamos el cine y queremos que la gente pueda seguir disfrutándolo en la pantalla grande, no solo en las grandes ciudades o capitales de provincia", afirma.
Reconoce que mantener salas abiertas en localidades pequeñas no es sencillo. Medina del Campo, con 20.000 habitantes, tiene un cine de cuatro salas que estuvo cerrado tres semanas antes de que los Margareto tomaran las riendas. "Es un cine con casi tres décadas de historia. Ahora queremos darle un nuevo impulso con mejoras en sonido e imagen, con un cineclub y con actividades como monólogos", explica Javier.
Costes elevados y rentabilidad baja
Las dificultades no son pocas: "Los costes son elevados y la rentabilidad, baja. Pero creemos que es importante que el cine siga existiendo en estos lugares. No se trata solo de proyectar películas, sino de mantener vivo un espacio de encuentro y de cultura”, sostiene.
En Palencia, por ejemplo, el Cine Ortega acoge representaciones teatrales, espectáculos de ópera, danza, monólogos, conciertos de música contemporánea, ciclos de cine y es sede oficial de la Muestra de Cine de la ciudad.
Los ayuntamientos de Paredes de Nava y Carrión de los Condes, por ejemplo, hacen un esfuerzo presupuestario muy importante. "Poner un cine en marcha tiene un coste muy alto y en estos pueblos es algo deficitario", sostiene Margareto que alaba el esfuerzo y el empeño de estos ayuntamientos para que sus vecinos y los de otros pueblos cercanos no se pierdan la magia del cine.
"El cine no es solo una película en pantalla. Es una experiencia, un punto de reunión, un lugar donde vives algo diferente a lo que puedes ver en casa. Ver una película en una sala oscura, con una gran pantalla y un sonido envolvente, no tiene nada que ver con verla en el salón mientras el móvil suena o la familia interrumpe", defiende este empresario.
Una historia de cine y pasión familiar
El amor por el cine en la familia Margareto viene de lejos. Su abuelo Osmundo Margareto ya se dedicaba a este mundo en Medina de Rioseco (Valladolid); su padre el segundo Osmundo Margareto se trasladó desde Rioseco hasta Palencia y aquí abrió los cines Ortega y los Multicines Avenida.
Y su hermano, el cineasta Ramón Margareto ganó un Goya al Mejor Cortometraje Documental por Memorias de un cine de provincias, una obra que precisamente rinde homenaje al cine que abrió su familia en Palencia.
"Nosotros hemos crecido en el cine. Literalmente. Yo viví encima del Avenida hasta que me casé", recuerda Javier. "Mi vida entera gira en torno al cine y al teatro. Mi familia y yo no entendemos otra cosa. Mis hijas han visto El Rey León tres veces en pantalla grande y yo prefiero esperar a ver una película en el cine antes que verla en casa".
Esa pasión es lo que les ha llevado a resistir en tiempos complicados. "La pandemia fue terrible. Nos partió por la mitad. Si no hubieran llegado ayudas, la mitad de los cines de España habrían cerrado. Aún hoy, muchos están sobreviviendo, pero sin margen para invertir en renovaciones", admite Margareto.
Seguir apostando por el cine en pequeñas ciudades
A pesar de las dificultades, la familia Margareto sigue mirando hacia adelante. "No hemos pensado en cerrar, todo lo contrario. Hemos tenido ofertas de venta, pero nunca nos lo hemos planteado en serio. Nosotros queremos seguir con los cines abiertos", afirma con convicción.
Parte del secreto de su éxito ha sido diversificar la oferta. "No podemos limitarnos a proyectar películas. Por eso hemos apostado por el teatro, los espectáculos, los musicales, los monólogos, el cine al aire libre. Hay que reinventarse y ofrecer algo más", señala.
Pero además, para que el cine siga vivo en pequeñas localidades, considera que las administraciones deben implicarse más. "Si se apoya el teatro público, ¿por qué no ayudar a los cines? Si queremos que haya cultura en estos lugares, necesitamos respaldo".
Mientras llega ese apoyo, la familia Margareto seguirá haciendo lo que mejor sabe: llenar de historias pueblos y ciudades. "Nos sentimos responsables de nuestra cultura. No queremos que el cine desaparezca en Palencia ni en el medio rural”, sostiene.