Pollardo
La opinión de Juan Miguel Alonso (5/2/2025)
01:44
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
León
La salida de Pollardo de la política autonómica es una drama, una pérdida irreparable, que deja huérfanos a todos los xenófobos nativos, a todos los machos alfa que desprecian a las mujeres, a todos los fascistas que babean con las grandezas de la dictadura. Los clubs de fans del latido fetal están de duelo y ruegan una oración por el eterno descanso de su alma.
Nada volverá a ser como antes para los seguidores del Gran Flequillo, que comprueban en sus propias carnes la aplicación de la disciplina santiaguina. Con lo que a ellos les gustaba el látigo riguroso.
La nómina de purgados empieza a ser ya mayor que la de reliquias de Santa Teresa e invita a pensar que ahí dentro hay peor rollo que en una asamblea de taxistas sevillanos. Espinosa, Monasterio , Olona y un sinfín de apóstoles menores que se entregaron al martirio, cuando descubrieron la naturaleza mortal y corrupta del evangelio ultra.
Anda Mañuequis estos días con una sonrisilla malévola colgada del alero de la boca, como quien ve pasar los cadáveres de sus enemigos, sin haber hecho más que dejarlos pudrirse al sol de la gestión y las responsabilidades. El choque entre el catecismo y la realidad cotidiana suele traer estas fatales consecuencias.
El apoyo sin fisuras de Pollán a la dirección voxquimana también llaman a la risa. En su caso no hay gestión , pero sí una nómina de 100.000 lereles anuales que invitan a la fidelidad , a la lealtad e incluso a la traición a los compañeros de viaje. Todo sea por la patria. Quiero decir , por la pasta.
