Los 'hospitales' de aves silvestres, en números récord
Los Centros de Recuperación de Animales Silvestres de Castilla y León, los llamados CRAS, registraron 8.600 entradas de especies durante 2024
Valladolid
Seguramente recuerden la historia del osezno que apareció en León, en la localidad de Barniedo, con varias heridas. Tras varios meses atendido en Valladolid, fue liberado el mes de noviembre tras una etapa de aclimatación en la finca del monte de Valsemana.
'Barniedo', así se llama este osezno, se ha recuperado a gran velocidad en un CRAS, es decir, Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Castilla y León. Se trata de centros de atención a la fauna silvestre de la comunidad. En estas instalaciones son curados y rehabilitados ejemplares heridos, enfermos o debilitados de la fauna silvestre, con el fin de que puedan ser devueltos en las mejores condiciones a su hábitat natural.
En la actualidad en Castilla y León hay tres Centros de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) en las provincias de Valladolid, Burgos y Segovia y dos Centros de Recepción de Animales Silvestres (C.R.F.) en las provincias de Zamora y Salamanca que forman así la red de centros de atención de fauna silvestre y que gestiona a través de una encomienda la Fundación del Patrimonio Natural de Castilla y León.
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Números récord en 2024
Según estiman en la Consejería de Medio Ambiente, 2024 se ha cerrado con datos récord en los CRAS: 8.600 ejemplares han entrado en la red a lo largo del pasado año, lo que supone un incremento del 22%: "Cada día la gente está más concienciada y la colaboración entre todas las personas hace que lleguen más animales", explica Gabriel de Pedro, coordinador veterinario de los centros CRAS de la Junta de Castilla y León.
Gabriel de Pedro, coordinador veterinario de los centros CRAS de la Junta de Castilla y León
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En la red de centros lo que más suelen entrar son pollos, aunque en algunas localidades son los vencejos o las cigüeñas o, en cuanto a rapaces, el ratonero.
El 'pico' de mayor entrada de animales y de mayor trabajo para los CRAS es el verano, concretamente en agosto. Estiman que, con las olas de calor y con el verano, los polluelos se lanzan del nido antes de tiempo y así se les tienen que llevar a los centros para poder salvar sus vidas.
Ahora, durante el invierno, muchos animales se tienen que quedar en los centros. Lo hacen por diversos motivos: porque son irrecuperables o porque en noviembre no estaban preparados para volver a volar. Éstos tendrán que esperar a la primavera para regresar a la libertad; es el caso de los animales migradores, por ejemplo, de las águilas calzadas.
La labor de los CRAS durante estos meses será elemental para tratar de simular el hábitat natural de estas aves para que así el impacto cuando llegue la primavera sea menor: "Intentamos que estén relativamente tranquilos. Utilizamos un voladero elíptico que tenemos diseñado para la musculación de las aves para así fortalecer y así pueden salir con fuerza. Así conseguimos que salgan con la suficiente fuerza", explica De Pedro.
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Álvaro Hernández
Periodista. Redactor en Cadena SER Castilla y León. Graduado en Periodismo por la Universidad de Valladolid....