La memoria
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León
Nos cuentan los papeles que , Francisco Martínez, el Quico , cumplirá en breve un siglo de vida. Quico es el último guerrillero antifranquista que se tiró al monte en defensa de la democracia y de la libertad, cuando ya la losa franquista se había cerrado, inaugurando 40 años de paz y prosperidad. No hay noticia ni se la espera de ningún homenaje o reconocimiento a este héroe, que puso como tantos, su vida en peligro para defender el común y la legalidad, y que pagaron en unos casos con la cárcel, en otros muchos con la vida, y otros tantos, como es el caso , con una vida en el exilio.
Traigo a la memoria este centenario porque sorprende a este humilde mirón los lacrimógenos lamentos , el rasgar de hábitos y uniformes , y el odio cerval que genera en buena parte de nuestra ciudadanía de bien los actos en recuerdo de los 50 años de la muerte de Paco, el duce invicto de aflautada voz.
Aduce la muchachada melancólica la utilización política de la cosa y lo innecesario del recordatorio, pero si uno se da una vuelta por el paisanaje, el de las por las redes, y por los bares, descubre que el blanqueamiento del franquismo alcanza un nivel de inmaculada fosforescencia y que son muchos los que , desde la ignorancia más supina y la manipulación más burda de la historia, cantan gloria sin fin del asesino.
Valga como muestra el botón de esa excursión de un instituto pucelano al Valle de los Caídos, con gozoso despliegue de banderas nuevas y cánticos cara al sol, que corre por las redes con enorme éxito de crítica y público. O los 140.000 españoles que siguen en las cunetas a pesar de este gobierno, al que tildan, agárrense los machos, de social comunista. Pequeñeces que a nadie interesan.
La esperanza hoy, como señala el último maquis , pasa por convertirse en activistas de la memoria, porque de la nostalgia ya son legión.
