La taberna más musical de Burgos cumple 111 años

Burgos

El Patillas, sin duda uno de los locales de hostelería más emblemáticos de la capital burgalesa, cumple este domingo 14 de abril 111 años de vida y lo celebrará con una fiesta el sábado que promete horas de música y diversión. La trayectoria de esta histórica taberna de Burgos comienza en 1913 con Elías Quintano tras la barra. Su hijo Baldomero tomó el relevo en 1936 y ya en 1982, Amando Quintano se hace con las riendas del local, con el mismo espíritu de las dos generaciones precedentes. Amando se mantuvo al frente del negocio hasta 2013, cuando se jubiló. El último de los Quintano que estuvo detrás de la barra del Patillas falleció en diciembre de 2020. Desde su jubilación, varios propietarios han reabierto el bar en distintas etapas hasta su última apertura, el año pasado, con Javier Ibáñez en la gerencia.

Las más de cien años de fotografías que llenan las paredes de este pequeño local y las miles de horas de música en directo son el sello de El Patillas, una taberna por la que han pasado, atraídos por su fama, músicos de la talla de Paco de Lucía, Joan Báez, Pasión Vega o el burgalés Diego Galaz (Fetén Fetén), que reconoce la influencia que ha tenido este mítico local en su faceta musical. La historia y arraigo del local es tal que Burgos cuenta con una calle con su nombre (la calle El Patillas está en el barrio de Fuentecillas) y Baldomero y Amando, recibieron, entre otros reconocimientos, el título de Buen Vecino de Burgos por su larga trayectoria y aporte al valor turístico de la ciudad.

El pequeño local de la calle Calera también cuenta con protección especial por parte de Patrimonio, con el objetivo de garantizar su supervivencia. Su gerente actual ha recordado en una entrevista en Hoy por hoy Burgos que se mantiene el espíritu que siempre ha regido el funcionamiento del local, que trata de ser un lugar acogedor para los clientes y un espacio en el que cualquier músico puede animarse a interpretar canciones y colaborar con otros músicos. Javier Ibáñez destaca la interacción de artistas de diferentes generaciones, lo que genera un ambiente especial en el bar, que siempre depara vivencias improvisadas.

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Tras la barra, Javier asegura que ha hecho pocos cambios a lo que hizo durante tantos años el histórico Amando. Una de las más icónicas imágenes de Quintano le mostraba sujetando un cartel, al modo del bocadillo de los cómic, que rezaba "A la puta calle" y con el que avisaba a los clientes de la hora de cierre del local. El actual gerente conserva el cartel pero afirma, entre risas, que solo lo saca "para las fotos".

Fiesta hasta la madrugada

En la celebración de los 111 años de la taberna se ha programado un sábado especial, con apertura desde las 13:30 de la tarde y hasta las 02:30 de la madrugada. Se prevén trece horas de "música, arte, duende, recuerdos y pinchos, elaborados por Ibáñez con mimo y esmero" y con la intención de que “los protagonistas sean los clientes que vengan”.

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