Cinco momentos imprescindibles en la Semana Santa de Palencia: el eco del Tararú
Los principales monumentos de la ciudad son testigos de sobrecogedores momentos de la semana de pasión de la capital palentina
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Toque de Tararú de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Palencia / Fuente: veracruzpalencia.org
![Toque de Tararú de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Palencia](https://cadenaser.com/resizer/v2/EJDN32N5YRBLRJ52VSRQA24X5E.jpg?auth=7eeac97330cf4b809ad007e1ad539a4a7ce46be3fdd8516f1fea7fd499a39507)
Palencia
Almudena Álvarez
Con más de quinientos años de historia y la declaración de Interés Turístico Internacional, la Semana Santa de Palencia firma momentos sobrecogedores, de recogimiento, de silencio y de júbilo con los principales monumentos de la ciudad, el Cristo del Otero, la catedral o la iglesia de San Miguel, como testigos, y el eco del tararú como uno de sus sonidos más singulares.
1.- Al pie del Otero
La colosal figura de Cristo esculpida por Victorio Macho que corona el cerro del Otero, el más alto de Palencia, espera cada año la caída del sol en la tarde del Domingo de Ramos para contemplar al peregrinaje de Cristo y su madre que, a modo de romería, ascienden hasta el cerro durante la procesión del Santo Rosario del Dolor.
Con la luz del crepúsculo, el Hijo y la Madre, iluminados por los cirios del cortejo procesional organizado por los hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, la más numerosa de Palencia, llegan a la cima para asistir al encuentro entre Cristo y la Virgen a los pies de la imagen más emblemática de Palencia.
2.- Tres toques de Tararú
"¡Prendedle!". Es la orden que hace sonar cada Martes Santo tres golpes de gallardete en la puerta de la iglesia de San Miguel intercalados con otros tres toques de tararú. Es el anuncio del prendimiento de Jesús, la confirmación de la traición de Judas. El silencio sobrecoge en la puerta del templo, bajo la torre campanario que mira al río Carrión desde hace más de ocho siglos.
La puerta se abre y comienza a sonar el himno de Medinaceli mientras sale la imagen del Cristo que va a ser prendido ante la atenta mirada de Judas y de todos los palentinos que, cada Martes Santo, asisten mudos a uno de los momentos más singulares, íntimos y sobrecogedores de la Semana Santa palentina.
3.- La Virgen, entre la luz y las tinieblas
La Hermandad Franciscana de la Virgen, una de las cofradías más jóvenes de Palencia, firma otro de los momentos más bellos e impactantes de la Semana Santa, la procesión de Luz y Tinieblas que, rayando la medianoche del Miércoles Santo, cruza el rio Carrión por Puentecillas.
Nuestra Señora de los Ángeles y su hijo, el Cristo de la Vida y la Muerte, atraviesan este puente de piedra, uno de los marcos más palentinos de la Semana Santa, cuando la noche está cerrada y solo suenan los pasos sobre la piedra y el rumor del agua para llegar al cementerio de Allende Rio y orar allí por los difuntos.
4.- El desenclavo de Jesús
Justo antes de la procesión del Santo Entierro, la más numerosa y uno de los actos centrales de la Semana Santa de Palencia, tiene lugar ante la catedral un acto intimo, sencillo y singular: la Función del Descendimiento de Cristo que cada Viernes Santo recupera una tradición franciscana del siglo XVII para evocar el momento en que el crucificado expira y su cuerpo es desclavado de la cruz.
Los hermanos de la cofradía penitencial del Santo Sepulcro, una de las más antiguas de Palencia, han estado custodiando y velando por turnos la talla de Jesús Crucificado colocada en una enorme cruz, antes de proceder a un ritual solemne marcado por la música, el tintineo de una campanilla y la voz del hermano que narra el descendimiento de la talla articulada del Cristo del Desenclavo.
5.- Se rompe el velo. Fin del luto
La Plaza Mayor de Palencia asiste cada Domingo de Resurrección a uno de los actos más genuinos y alegres de la Semana Santa. El encuentro entre la Madre y el Hijo que cierra el ciclo procesional iniciado a los pies del Otero.
La Virgen del Rompimiento sale de la capilla de la Vera Cruz enlutada, con un velo cubriendo su rostro en señal de luto por la muerte de su hijo. La acompañan mujeres con mantillas negras y cofrades enlutadas, con la cara cubierta con el capillo y guantes negros.
Es en la Plaza Mayor donde se encuentra con su Hijo. Varios niños tiran de la cinta que desprende el velo de la Virgen y ésta muestra entonces su rostro sonriente a la vez que las ' + Char(39) + 'manolas' + Char(39) + ' cambian su mantilla negra por una blanca y las mujeres cofrades se quitan el capillo y sustituyen sus guantes negros por unos blancos.
Es entonces cuando la alegría y el bullicio, la música, la limonada y las roscas de anís que se comparten en las cofradías ponen fin a la penitencia de la Semana Santa en Palencia. EFE