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"Todo fue por una discusión de convivencia"

La Fiscalía de Valladolid acusa al joven marroquí de querer acabar con la vida de su compañero

Edificio de la Audiencia Provincial de Valladolid / Miriam Chacón (Ical)

Edificio de la Audiencia Provincial de Valladolid

Valladolid

Fiscalía de Valladolid ha mantenido su petición de condena de ocho años de cárcel para el joven de origen marroquí Salan K. al considerar que cuando en mayo de 2023 acometió con un cuchillo de cocina a su compañero de piso, de la misma nacionalidad, en Medina del Campo tenía la evidente intención de acabar con su vida.

Así lo ha expuesto, en su informe final, la fiscal del caso durante el juicio que ha quedado visto para sentencia este miércoles en la Audiencia de Valladolid y ello a pesar de que el encausado, en declaraciones recogidas por Europa Press, sostuviera que la noche de autos, sobre las 05.00 horas del 24 de mayo del pasado año, mantuvo una agria discusión con su compañero de piso en la que ambos se agredieron y sin que en momento alguno tratara de arrebatarle la vida.

"Fue todo por culpa de la droga y el alcohol", ha resumido Salan en respuesta tan solo a preguntas de su abogado defensor en alusión a que esa noche se encontraba "borracho" y fuera de control.

La víctima, de la misma nacionalidad y al igual que el anterior asistida en el juicio por un traductor, sí ha mantenido, por contra, la intención homicida del acusado. "Entiendo que si me agredió es porque tenía la intención de matarme", ha apuntado el lesionado, quien ha relatado que ya por la tarde del día anterior hubo un previo incidente entre ambos cuando discutieron por "cuestiones de convivencia" y Salan le agredió verbalmente con insultos.

El declarante, debido a que el "ambiente estaba caldeado", optó por marcharse de casa y no regresó al domicilio, sito en la calle Valladolid de Medina del Campo, hasta las 05.00 horas para cambiarse de ropa e ir a trabajar. Volvió a toparse con su compañero de piso, con quien no llevaba más de diez días de convivencia, y comprobó que éste "seguía igual de tenso" y trató de calmarle sin éxito.

"Me insultó de nuevo, comenzamos a forcejear y entonces noté un corte en el cuello y la ceja, me eché para atrás para alejarme de él y le vi con un cuchillo en la mano", ha relatado la víctima, quien no ha sabido precisar si la segunda de las lesiones cortantes se produjo con el arma blanca o fue fruto de un cabezazo debido a que durante el episodio sufrido se hallaba muy "estresado".

El lesionado sí ha recordado que durante el acometimiento el acusado le dirigió amenazas del tipo "¡te voy a agredir!", "¡te voy a golpear!", "¡te voy a estropear!", ante lo cual salió corriendo de la vivienda y se dirigió a denunciar los hechos, seguido por su agresor, a la Comisaría de la Policía Nacional que se hallaba próxima.

Agentes de policía que aquella madrugada se encontraban de guardia en la Comisaría de Medina han ratificado que llegó primero el lesionado agarrándose el cuello y seguido, a pocos metros, por el supuesto agresor, quien en el momento de la detención no portaba el cuchillo de 12 centímetros de hoja que más tarde, y por indicación de la víctima, localizaron bajo el felpudo de un piso del inmueble en el que se produjeron los hechos.

La fiscal del caso, a tenor de la prueba practicada, fundamentalmente tanto por la declaración de la víctima como por la zona vital a la que el acusado dirigió la cuchillada, considera acreditado el delito de homicidio en grado de tentativa que le imputa.

"Todo el mundo sabe que si atacas a alguien con un cuchillo en el cuello, una zona atravesada por vasos y arterias, la intención es la de matar. En este caso, se produjo un corte lineal en el cuello de 20 centímetros", ha resumido la acusadora pública para justificar por qué mantiene la solicitud de ocho años de cárcel para Salan.

En el lado opuesto, la defensa del joven considera que los hechos son constitutivos de un delito leve de lesiones y para ello ha hecho suyo el informe de los peritos forenses en el que se constata que la víctima tan solo presentaba unas lesiones superficiales que precisaron de unos puntos de aproximación, los mismos que, tal y como ha reconocido la víctima, se le fueron desprendiendo en el trayecto del hospital a su casa.

"Toda la prueba de la fiscal se basa en la mera subjetividad de entender que la finalidad del acusado era matar al agredido", ha argumentado el defensor, que también ha denunciado la "falta de rigor" del atestado policial al recoger manifestaciones de la víctima que pudieron malinterpretarse al carecer el agredido de intérprete durante su toma de declaración.

 
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