"Malbenditos" bares
La Firma de Guillermo FLores
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"Malbenditos bares", la Firma de Guillermo Flores
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Palencia
Voy a hablar de bares, de esos bares a los muchos clientes acuden a diario a almorzar o de cañas y cafés. Otros, muy pocos, no pisan por los bares, no les gustan. Entre medias, los que van al bar 2 o 3 veces por semana, los que salen algunos fines de semana o los que se dejan ver por bares y restaurantes en fiestas señaladas, fiestas de la ciudad y Navidad o cuando hay un evento concreto.
Los bares y restaurantes son lugares imprescindibles para la vida social y el ocio de una ciudad, más aún en una ciudad como Palencia.
Bares en los que muchas personas trabajan esos días festivos para que otros puedan divertirse. Os aseguro que se trata de un gran esfuerzo, en mi caso al menos, con los autónomos a la cabeza.
Aún así en fechas festivas, tenemos que seguir “lidiando”(nosotros, los clientes y la policía también) con la incomprensión de algunos vecinos que no soportan tumultos y ruidos, ni siquiera en la semana grande de fiestas. Bueno, es que alguno no soporta ver que alguien disfruta.
Comprendo que en algunos casos sea molesto para un vecino escuchar la música o el bullicio de la calle o de un bar próximo, pero esto se da solo en días concretos y en beneficio de la gran mayoría, que ve en estos momentos el súmmum de la diversión. Porque la ciudad es de todos.
Que la iniciativa privada de los medios de comunicación,el teatro Ortega y la hostelería organicemos conciertos y Djs, que cuestan "una pasta", para deleite no solo de jóvenes sino de público maduro del entorno de 50 años, es algo de agradecer y resulta un complemento impagable para el programa de fiestas municipal, que este año fue variado y se repartió más por la ciudad, pero falto de presupuesto, ya saben... Desde aquí mi agradecimiento al Ayuntamiento por su permisividad, como ocurrió en años anteriores y no debe ser de otra manera.
Los que asisten a los eventos musicales de los bares ya lo agradecen con su asistencia, otros que no son de esos gustos reconocen el esfuerzo y el ambiente genuino que se produce con la música en la calle y por suerte, solo unos poquitos lo critican y lo eliminarían o mandarían al extrarradio, como si no supieran lo que significa vivir en el centro de la ciudad o en las zonas de ocio.
Es obvio que a nadie nos gustan los borrachos que vomitan o mean en las puertas, los violentos o los gamberros que rompen o roban. A estos sí que habría que mandarles al extrarradio.
Me quedo con el comentario de una vecina anciana que siempre me dice , "óle y óle, cómo me gusta ver tanta gente, y a mí no me molesta el ruido, no te preocupes, que ya estaremos en silencio una eternidad." Y yo digo, pues ya mismo, el otoño y el invierno que empieza ya.