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El consuelo de ser madre 39 años después

Laura Alonso será la primera madre en inscribir en el registro civil de Aranda a un bebé nacido sin vida o fallecido poco después de nacer, tras el cambio de normativa. Su hija María falleció hace 39 años poco después del parto sin que su nombre conste hasta ahora en ningún documento oficial

Laura Alonso Peña inscribirá a su hija en el libro de familia tras su fallecimiento al nace hace 39 años

Laura Alonso Peña inscribirá a su hija en el libro de familia tras su fallecimiento al nace hace 39 años

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Aranda de Duero

La vida de Laura está a punto de cambiar este próximo viernes: a sus 67 años volverá oficialmente a ser madre. Y no porque su historia personal vaya a cambiar, sino porque a partir de este 25 de agosto será oficial lo que ya era real pero invisible para el mundo: la existencia, querida y esperada por su nombre, de su hija María.

Los desajustes entre la realidad y la verdad oficial

La historia se remonta 39 años atrás, cuando Laura Alonso Peña fue madre de una niña. Un bebé al que gestó durante casi nueve meses y a quien, sin saber aún su sexo, se refería como María en las conversaciones que, como hemos hecho tantas madres, tenía con el ser que llevaba en su vientre.

María nació un día del mes de noviembre y a Laura se le hicieron interminables las horas que pasaban sin ver a su hija. Percibía algo raro a su alrededor, mientras dócilmente tomaba las pastillas que le llevaban. Ni la realidad era real, ni parecía serlo ella misma, envuelta en una bruma que hacía más pesado su pensamiento, pero no se llevaba sus ansias ni su inquietud. Hasta que, casi dos días después del parto, la noticia llegó como un mazazo: apenas había saludado a la vida cuando su bebé se durmió para siempre. Su María (sí, una niña) había nacido con hidrocefalia y su fallecimiento se produjo muy poco después de nacer.

Desde entonces Laura convive con una pregunta que es como una garra en el corazón: si tuvo una hija cuyos brincos y revueltas sintió en su vientre durante meses, si la dio a luz en un parto cuya complicación no olvida, si todo aquello fue real y no una trampa de su imaginación ¿por qué María no aparece en el libro de familia? Su existencia solo se refleja en un documento de cruel denominación, el “legajo de criaturas abortivas”, un registro donde nadie tiene nombre porque estas criaturas son consideradas poco más que “restos cadavéricos” cuyo desecho hay que amparar jurídicamente.

El libro de familia de Laura sí certifica que es madre. En él están inscritos los nombres de sus dos hijos varones, nacido uno antes que María y otro después. De hecho bien pensaba Laura que la pregunta y el vacío por su hija desaparecerían con el nacimiento de su hermano. Pero no fue así. Un año tras otro, María seguía existiendo en la historia de Laura, pero en ningún papel más. Tampoco en el certificado de su parto, que ha leído cientos de veces y que de nuevo se refiere a su bebé como una criatura abortiva.

Es verdad que Laura ha tenido el alivio de poder acudir con flores al lugar del cementerio en que se enterró el cuerpecito de María, pero tampoco la niña tuvo un entierro al uso. La familia consiguió evitar que quedara en el denominado “limbo de los niños”, otro nombre inquietante para una madre que ha perdido a su bebé. Y aunque pudieron enterrarla en la tumba de la familia de su padre, no se le permitió compartir el espacio central, buscando un huequecito en un lateral. Sus restos orillados daban a entender, de alguna manera, que la existencia de la niña no era plena, como si su paso por esta vida hubiera estado entre la realidad y la ficción, como si fuera casi un suspiro, poco más que un pensamiento.

La esperanza se abre paso

Hace unas pocas semanas la televisión funcionó casi como un espejo para Laura. Volvió a ver un rostro conocido hace unos años, el de una mujer, Virginia del Río, cuya historia, con sus propios acentos, era, en esencia, tan igual a la suya. Un bebé que nace sin vida pero que ya ha vivido meses en el vientre y en el cariño de su madre, al que ha hablado y cuya presencia en su regazo ha deseado. Un bebé que mantiene su nombre y su presencia en la propia historia de su madre. También ella se horrorizó al comprobar que ese nombre querido no iba a tener existencia oficial, y su paso por este mundo solo figuraría en el mencionado legajo de nombre cruel. Tras años luchando para cambiar este hostil procedimiento administrativo para las madres que afrontan uno de los duelos más complicados, la victoria llegaba este 8 de agosto con la aprobación de la ley que permitirá a partir de ahora inscribir con su nombre y en el libro de familia a bebés que fallezcan tras al menos 6 meses de gestación.

Laura se alegró con Virginia, y por tantas madres futuras que se enfrentarán a esta situación, preguntándose qué habría pasado de haber estado aprobada esta normativa hace 40 años. Pero fue al final de la entrevista cuando se abrió la puerta a la esperanza. Casi por casualidad, en los últimos segundos de la conversación, Virginia hizo la advertencia que cambiará la vida de Laura “Que las madres que han pasado por algo similar sepan que la norma tiene carácter retroactivo”

Lo demás es una historia de llamadas al juzgado, impaciencia, y mezcla de incertidumbre e ilusión, hasta recibir un sí rotundo de la responsable del registro civil en Aranda a su pregunta de si también ella podía hacer que María figurara en su libro de familia.

Será este viernes. Laura será oficialmente madre de tres hijos: dos varones y una niña. Sin volver a estar embarazada, sin volver ser gestante, sin pasar por el parto. Porque Laura fue madre de una niña. Ya tuvo un bebé. Y ahora los papeles oficiales van a confirmar que María existió, que tiene una familia que, con el mismo cariño que la esperaba entonces, la recuerda ahora. Y que su nombre fue el elegido por la madre que le dio la vida biológica para darle también existencia como ser humano querido y acogido.

Un nombre y un papel. Así de sencillo. Así de determinante, porque valen como el más preciado bálsamo para curar las heridas del corazón.

Elena Lastra

Elena Lastra

Redactora jefe de la Cadena SER en Aranda y presentadora de 'Hoy por Hoy Aranda'

 
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