El mundo rural y su lucha por no quedarse vacío de libros
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Centro e-Lea de la Villa del Libro, en Urueña (Valladolid) / Ical
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Valladolid
La España vaciada se encuentra en un encrucijada literaria; muchos de los pueblos españoles no tienen bibliotecas municipales por el bajo número de habitantes, un motivo que impulsa las iniciativas altruistas para repoblar el rural de libros.
Y como muestra de la diversidad de la España rural, de la búsqueda de libros para Libros a Urueña (Valladolid), un pueblo que cuenta con la peculiaridad de tener más librerías que bares, algo especialmente llamativo en un país como España.
Con 188 habitantes, cuenta entre sus calles con hasta doce locales para vender libros y cuatro museos dedicados a la cultura.
Uno de ellos es el "Museo del Cuento", en el que exponen obras infantiles; el de música tiene más de 500 instrumentos; el de las campanas está destinado a la exposición de este instrumento en su totalidad, y han dejando un espacio al Espacio para la Lectura, la Escritura y sus Aplicaciones (e-LEA Miguel Delibes).
¿CUESTIÓN DE NÚMEROS O DE GANAS?
Sólo 36 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística 2022 (INE), y más de 20.000 ejemplares en una pequeña biblioteca rehabilitada conviven en la localidad de Quintanalara, en Burgos.
La biblioteca de este pueblo es una zona de cruce "bookcrossing", el clásico intercambio de libros, y consiste en ir a la biblioteca de Quintanalara coger un libro y dejar otro, una "cruce" que se registra en la página web.
El concepto es compartir y contribuir a la lectura, pues el usuario puede acercarse a la librería callejera para coger y/o dejar un libro o solo para aportar lecturas a la librería.
Vecinos o administraciones, todo suma para la cultura, para que los pueblos afectados por la falta de servicios y políticas culturales y por el fantasma de la despoblación no queden al margen de los libros, de las páginas que pueden hacer volar la imaginación y viajar sin salir del pueblo.