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Nueva apuesta de Briongos de Cervera por la trufa

Esta pedanía alquila por 40 años una nueva finca destinada a este tipo de cultivos de innovación y alto valor

Una de las parcelas que salieron anteriormente a concurso

Una de las parcelas que salieron anteriormente a concurso

Briongos de Cervera

Briongos de Cervera saca a concurso una nueva finca rústica de 11 hectáreas con vistas a su explotación para cultivos de innovación y alto valor añadido, como el pistacho, la lavanda o la trufa. Desde hace varios años la Junta Vecinal de esta pedanía ha visto en este preciado hongo, de alto valor culinario, una oportunidad de negocio y de riqueza para esta entidad local. “Nuestra línea de innovación rural va hacia la trufa como producto de alto valor añadido, producto premium de la gastronomía, pero queremos dejar margen a otro tipo de productos que están entrando en el cultivo de la zona, como puede ser lavanda o el pistacho, de hecho en Caleruega se está desarrollando mucho la lavanda con bastantes hectarias ya cultivadas, pero lo nuestro es la trufa, teniendo en cuenta además que estamos en un entorno de montes silvestre trufero y que nuestra tierra tiene todas las condiciones perfectas para el desarrollo de la trufa negra”, explica su alcalde, Tomás Camarero.

Briongos de Cervera se ha convertido en el municipio burgalés con mayor extensión de terreno para el cultivo de la trufa, dedicando más de cuarenta hectáreas a ello con esta nueva parcela. Esta es la quinta que saca a concurso con este objetivo de fomentar este tipo de cultivos, que se salen de lo más convencional y que implican mayor riesgo como negocio. La idea de la Junta Vecinal era generar un modelo de un producto nuevo que fuese una referencia en la zona y ejemplo a seguir en otros pueblos de la comarca, aunque este objetivo de momento no parece que se haya conseguido. “Yo tenía las expectativas de que muchos agricultores quisiesen involucrarse en el cultivo de la trufa, pero muy pocos lo han hecho; hay que tener en cuenta que este cultivo exige esfuerzos inversores importantes, hace falta cierto músculo financiero al principio, el retorno de la inversión es muy lento porque hasta los 8, 9, 10 u 11 años no empiezas a producir de una forma significativa, por tanto no es un negocio tan fácil y en un país y sobre todo una zona donde la gente es tan conservadora, tampoco innovadora que no quiere asumir riesgos de ningún tipo, este modelo no encaja muy bien, pero esto es lo que hay en la agricultura: si queremos sobrevivir en el mundo rural, hay que trabajar desde la innovación y con productos que sean premium y que tengan un valor añadido en el mercado”, comenta el alcalde pedáneo.

La duración del contrato está marcada en 40 años, que comenzará a la firma del contrato del año 2023 y finalizará en la misma fecha del año 2063. El precio base de licitación anual por hectárea es de 300 euros al alza las 8 primeras anualidades y 500 las 32 siguientes. A partir del sexto año se incrementaría el IPC correspondiente. Esta cláusula marca una diferencia respecto a los concursos anteriores al establecer un precio más asequible en los primeros años de explotación, entendiendo que son más improductivos que los siguientes. “Para asumir de alguna forma el esfuerzo inversor de los primeros ocho años hemos puesto una renta un poco más baja y después hemos subido el precio”, detalla Camarero, que añade que “puede parecer caro, pero estamos hablando de un producto que tiene un valor añadido y un precio en el mercado; aquí nadie se va a hacer rico, pero es un producto que si se cultiva bien y los años son buenos, genera una renta y se puede vivir de ello”, concluye.

Por lo que se refiere a las parcelas anteriores arrendadas, dos de ellas que están ya en una fase normal de producción, después de superar los primeros años deficitarios.

Para este nuevo concurso se abre un plazo de diez días hábiles tras su publicación este martes en el BOP.

 
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