Cuatrocientas personas se manifiestan en Sepúlveda contra el proyecto minero a cielo abierto en el Nordeste
La empresa gallega Erimsa ha solicitado en total la ocupación de más de cuatro mil hectáreas, rodeando yacimientos arquelógicos, cerca del río Duratón y afectando al estilo de vida de siete municipios
Concentración en contra de las minas en el Nordeste Segoviano
Segovia
Unas cuatrocientas personas se han concentrado en el nordeste segoviano en contra de los dos proyectos mineros a cielo abierto que pretenden explotar más de dos mil hectáreas de la zona para la extracción del cuarzo de su subsuelo
La zona de ocupación afectaría a siete municipios: Sepúlveda, Barbolla, Sotillo, Castillejo de Mesleón, Cerezo de Arriba, Cerezo de Abajo, y Duruelo, Alcanzaría las cuatro mil hectáreas, rodeando lo yacimientos arqueológicos de Confloenta y Los Mercados cuyo alcance aún se desconoce. Además, se trata de espacios naturales protegidos, junto a los ríos Duratón y Serrano, zonas con flora y fauna vulnerable y unos habitantes cuya forma de vida se basa en la agricultura, la ganadería y el turismo sostenible. Pero más aún, temen por los efectos nocivos del polvo en suspensión que llegaría a los núcleos urbanos. Según explica Patricia Díez, vecina de unos de los pueblos afectados y miembro de la Plataforma en contra de las minas a cielo abierto del nordeste segoviano, “el polvo de sílice cristalino ya se ha determinado que es cancerígeno, y tenemos varios estudios oncológicos que alertan que éste sería otro de los riesgos a los que se enfrentaría la población”.
También alertan de la afección de sus acuíferos. No saben de dónde saldría el agua para limpiar las 160 mil toneladas de cuarzo metalúrgico anuales (80.000 en cada una de las dos minas) que pretenden extraer antes de exportarlas ni qué pasaría con los residuos que esto provocaría.
Por todo ello, piden a la Junta que deniegue la petición de la empresa gallega Erimsa de capital noruego y participada de un fondo estatal chino, para instaurarse en su zona.
Ya presentaron más de dos mil alegaciones en contra de la primera fase, y ahora se encuentran en plena recogida en contra de la segunda. Lo que está en juego, dicen, es la vida en su tierra
