Un ángel con álbum familiar

Aranda de Duero

Con sólo cuatro años Valentina ya conocía al dedillo una de las ceremonias que más orgullo genera en Aranda: la Bajada del Ángel. Hace justo un año lo tenía todo ensayado como “ángel” suplente, pero este año ya se ha ganado ser la protagonista titular de esta centenaria tradición. A mediodía de este domingo 9 de abril Valentina Arranz, que ahora ya ha cumplido cinco años, será quien descienda del cielo para quitar el luto a la Virgen en el anuncio de la Resurrección de su Hijo. “Volará” sobre la talla de la Virgen de la Misericordia, levantará el velo negro que le cubre cabeza y pecho, y con tres reverencias, agitando brazos y piernas, anunciará a la Madre que su hijo está vivo.

Además de los ensayos que lleva a sus espaldas desde hace más de un año Valentina cuenta con un asesoramiento especial: el apoyo de su hermana Jimena, que en 2016 protagonizó esta misma ceremonia. Con 12 años en este momento Jimena está muy pendiente de que la pequeña lleve todo aprendido. “Me ha dicho que lo haga bien, que menee mucho los brazos y las piernas” dice Valentina. Jimena le ha contado a su hermana el truco que empleó para calmar los nervios mientras esperaba que el globo se abriera. “Me acuerdo que hablé con las palomas que tenía que soltar después. Les puse nombre y les pedía que dejaran de picarme las manos”.

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La Bajada del Ángel es una tradición de la Semana Santa arandina que, al estilo de los autos sacramentales, representa el anuncio de la resurrección de Cristo a su Madre la Virgen. El ángel es transportado en el interior de globo rígido de gran tamaño, que se desliza con la ayuda de rieles que atraviesan la plaza desdela fachada de la iglesia de Santa María hasta las casas de enfrente. Cuando el artefacto llega a la mitad del recorrido, justo cuando se sitúa sobre la imagen de la Virgen de la Misericordia, que ha salido en procesión con los miembros de la Cofradía de las Candelas, el globo se abre dejando caer una lluvia multicolor de confetti y liberando también a la niña-ángel que está en su interior. La niña (o el niño en otras ocasiones) suelta las dos palomas que lleva en las manos y comienza el descenso hacia la talla de la Virgen con la ayuda de poleas, para llevar a cabo su misión principal: retirar de la cabeza de la imagen el velo negro de luto.

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Sheila Bravo es la orgullosa madre de Valentina y de Jimena. Y también de Candela, la hermana mayor, que aunque no fue ángel tiene mucho que ver en que sus hermanas lo hayan sido, porque fue por su nombre por lo que la familia se apuntó a la Cofradía que lleva este nombre y que organiza cada año la ceremonia del Ángel. Sheila explica que en el caso de Jimena fue la propia niña quien pidió apuntarse para hacer de ángel. La experiencia fue tan positiva que a Valentina la apuntaron a la Cofradía de las Candelas en el mismo momento de nacer, para que pudiera estar como candidata cuando fuera cumpliendo años. El sueño de Valentina, que ha crecido con retratos de su hermana vestida de ángel, está a punto de hacerse realidad.