"La gente sin conocerme me invita a dormir en su casa"
El arandino Alberto Matamoros cuenta algunas de las primeras aventuras que ha vivido en Portugal
Entrevista con Alberto Matamoros
21:18
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Aranda de Duero
Un 1 de noviembre el arandino Alberto Matamoros decidió emprender la mayor aventura de su vida: dejar de lado todo lo que hacía, hacerse una bici especial, y salir a recorrer el mundo el bicicleta. Este 12 de enero nos saluda desde Santo Aleixo, Portugal, muy cercano a la frontera con España, donde regresó a pasar las Navidades. Ahora ha reiniciado su viaje y se ha puesto a recorrer de cabo a rabo el país vecino, muy feliz, y curtido por todas las aventuras que ha vivido en estos meses.
"Reencontrarse en casa con tu gente es muy placentero, sobre todo tener un sofá, agua caliente, y estar con tu familia. Pero no me he replanteado nada, ni de cachondeo. Lo que he hecho, a modo de seguridad, es compartir mi ubicación en tiempo real y hablar mucho con mi familia; la compañía digital me hace no echar tanto de menos", cuenta Matamoros, reconociendo su alegría, porque "cada kilómetro que me alejo de la vida que llevaba, soy más feliz". Eso sí, "hay que planificar todo; yo le doy prioridad a cuidar mi cuerpo para seguir adelante, porque hay que gestionar el tiempo entre que montas y desmontas el campamento y cuidas tu higiene sin los 'lujos' que tenemos en un baño, aquí tienes que buscarte la vida y eso lleva un proceso que se va perfeccionando".
Experiencias inolvidables
En dos meses de recorrido Matamoros ha vivido momentos inolvidables que le están enriqueciendo su camino, más allá de sus paradas a tomar café, visitar localidades o probar la maravillosa repostería portuguesa. "La hospitalidad y generosidad de los seres humanos que te encuentras es sobrecogedora. Me descoloca. Ahora estoy en la plaza del pueblo, esperando a una señora que me viene a dar la llave de un soportal para que monte allí el campamento. A veces me voy a un pueblo pequeño y aparece un hombrecillo que tras preguntarme y conocer mi historia me invita a su casa. Y no me hace falta porque llevo mi campamento. Pero esa generosidad es brutal. O te ven parado y buscar y se acercan, te ofrecen algo... Eso es lo más bonito. La humanidad", asevera.
¿Ha habido algo negativo?
"La lluvia", ríe. "Han desbordado muchos ríos, tenía que organizar mucho, a lo mejor quedarme un día entero en un refugio como el de hoy. Eso es lo más negativo, y sobre todo echar de menos la compañía de mi familia, pero poco más", dice. Entre que recibe la llave anteriormente mencionada en pleno directo, y vivimos la hospitalidad portuguesa, Matamoros cuenta que "lo que hago es parar en los pueblos, cuento mi historia a la gente, y les pregunto si simplemente tienen un techo, y es que les encanta ayudar, te dan de más".
Matamoros disfruta del cielo, del aire, de lo que le rodea. "He aprendido a estar solo y me gusta. Por el camino disfruto, pienso en mi vida, en lo que quiero hacer... Pero escucho cosas interesantes porque lo que quiero es aprender. La ruta la hago dinámica. En definitiva pienso en mi vida, en mí y mi futuro, pensando en verde, y en positivo", sentencia en dirección a Lisboa (donde se reencontrará con amigos), en una charla que se puede reproducir en el audio superior, mientras en sus entrañas valora como próximo objetivo ir a las Azores. Pero eso ya lo decidirá consigo mismo. En su bicicleta. Y con la única conexión de la naturaleza.
Un viaje de más de 2200 días
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Jorge Alvarado
Periodista. Responsable Digital de la SER en Aranda. Presentador de Hoy por Hoy Peñafiel y El Banquillo...