El ‘cura de la motosierra’ dirigió la reparación de tejados en más de 600 iglesias en Burgos
Fermín González comenzó esta labor en la parroquia de Cebrecos hace 30 años
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El capellán del Centro Penitenciario de Burgos, Fermín González, es más conocido como El cura de la motosierra, un apodo que se ganó trabajando y dirigiendo a un grupo de voluntarios de los pueblos de la provincia donde llegó a reparar cerca de seiscientos tejados de iglesias. EFE/ Santi Otero / Santi Otero (EFE)
![El capellán del Centro Penitenciario de Burgos, Fermín González, es más conocido como El cura de la motosierra, un apodo que se ganó trabajando y dirigiendo a un grupo de voluntarios de los pueblos de la provincia donde llegó a reparar cerca de seiscientos tejados de iglesias. EFE/ Santi Otero](https://cadenaser.com/resizer/v2/U7WYHW5ECYZONCCTIZF35675NI.jpg?auth=dcee233b04b5f4b94403945f0e4d33704b6be44c581caa8c17f1575a9c8c07d5)
Burgos
El capellán del Centro Penitenciario de Burgos, Fermín González, es más conocido como el ‘cura de la motosierra’, un apodo que se ganó dirigiendo y trabajando el mismo al frente de voluntarios de los pueblos donde llegó a reparar cerca de 600 tejados de iglesias. Ahora siguen dirigiendo esta labor el fabriquero del Cabildo de la Catedral de Burgos, Víctor Ochotarena, y un aparejador, que dirige los trabajos, aunque ya no se encarga de realizarlos físicamente.
Fermín González ha recordado, en una entrevista en Hoy por hoy Burgos, que su primera actuación se produjo hace más de treinta años en el tejado de Cebrecos, una localidad de la que era párroco y cuya iglesia tenía un tejado muy dañado. “Utilizamos un tractor del pueblo y alquilamos una serrería con unos planos que nos habían preparado, pero estábamos tan inseguros que montamos toda la estructura en el suelo, esperamos a recibir el visto bueno del aparejador y después la desmontamos y volvimos a montarla en la cubierta”, explica.
Fue la primera de una larga serie de intervenciones, basadas sobre todo en montajes de la estructura con una técnica mozárabe que se utilizó cuando se construyó el templo de Cebrecos y que dos aparejadores -Benito Fernández y el hoy fabriquero de la Catedral de Burgos, Víctor Ochotarena- pudieron recuperar después de desmontar las estructuras del tejado que se encontraban muy dañadas.
A partir de ese momento, comenzaron las intervenciones en muchos pueblos, en ocasiones con tes o cuatro obras en marcha en diferentes fases del proceso. Se llegaron a realizar algunos años más de una treintena de intervenciones. “El proceso siempre era el mismo: levantar planos, ver dónde se podía apoyar la estructura de madera para no dañar nada, calcular la madera necesaria, cortar y montar”, recuerda Fermín González.
Sin embargo, cada obra tiene características muy diferentes, porque las hay con solo dos estructuras de tejado y otras más complejas, con estructuras diferenciadas para la torre, la nave, el pórtico, la sacristía, la cabecera e incluso algunas capillas. De hecho, la mayoría de las obras se han ido realizando por fases, acometiendo cada vez una estructura, sobre todo porque se trata de pueblos pequeños sin apenas capacidad económica, por lo que buena parte de la financiación llegaba del ‘Convenio de las goteras’, que financian la Diputación y el Arzobispado de Burgos. La aportación económica de los vecinos solía ser pequeña y la tercera parte del coste de la actuación que debían aportar, según el convenio, se solía traducir en voluntarios que suponían la mano de obra necesaria.
Fermín González, el cura que restauró el tejado de 600 iglesias
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El convenio de las goteras
La provincia de Burgos cuenta con más de 1.200 templos, decenas de ellos amenazando ruina y otros con problemas de deterioro, sobre todo los que se encuentran en localidades vacías o donde apenas quedan habitantes.
Ante esta situación, en 1993 se puso en marcha un convenio a tres bandas, entonces con la participación de la Junta de Castilla y León, la Diputación y el Arzobispado de Burgos, que aportaban a partes iguales fondos para actuar en reparaciones, en iglesias sin protección patrimonial, que quedaban fuera de otras líneas de ayuda. Se trataba de realizar actuaciones centradas en la consolidación y reparación de tejados, para garantizar, al menos, la continuidad de los templos.
En los últimos años, el convenio ha cambiado, primero con la salida de la Junta de Castilla y León, que ha dejado de realizar aportaciones por esta vía, y más tarde con el cambio a la vigencia, que ha pasado de uno a dos años. En este momento está vigente el convenio para 2021 y 2022, dotado con 1,4 millones de euros, la misma cuantía de anteriores periodos.