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Peñas que son amores

Estas formaciones arandinas tiñen de colorido, alegría y música a las fiestas patronales. Cantamos y disfrutamos de la sabiduría de los más expertos del Cubillo

REPORTAJE - Peñas que son amores

REPORTAJE - Peñas que son amores

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Aranda de Duero

Sus cantares retumban en la Plaza de la Sal, y eso que son cinco. Son los más animados, y algunos de ellos, los más longevos. "Tenemos 82 y 80 años, y somos los dos únicos que quedamos de los que formamos El Cubillo", nos dicen Vicente y Paco, con orgullo. El orgullo "que le llena a uno el pecho", dice Paco, de ver en lo que se ha convertido esta formación arandina.

El Cubillo es una de las ocho peñas de Aranda. Las encargadas de poner el color, el calor y la música a las fiestas. Las encargadas de que estas fechas tengan sentido y funcionen. "Sin peñas no habría nada", dicen, con razón. También con recuerdo al concejal Rivera, que apostó por ellas hace décadas, consiguiendo una bodega a cada una. Porque no falla, las peñas arandinas tienen su bodega tradicional, su propia charanga, y su vestimenta.

En El Cubillo superan los 130 miembros -entre hombres, mujeres y niños- pero hay una lista de espera "de unas 30 personas" para entrar, según explica Tobes. "Pero no cabemos más, hay que esperar a que haya bajas para que puedan ir entrando", añade. En otras formaciones ocurre lo mismo. Todas viven las fiestas "de una forma diferente", y aunque los almuerzos "hayan mejorado mucho" porque "antes éramos pocos y ahora nos podemos juntar 50-60 fácil", hay deberes que ponen los más longevos. "Que no haya toros es una pena. No solo por el dinero que dejan, también porque sales 'entonado' de la Plaza a la Bajada", definen. Una Bajada de Peñas que creen, debe volver a sus orígenes. "Ahora las peñas van muy separadas, tienen que ir más juntas. Y van muy lento", expresan.

Pero lejos de su visión a través de la experiencia, Vicente y Paco encarnan la ilusión de lo que siempre han sido las peñas. De la unidad que desprenden. De la tradición. Antes, recuerdan, solo bebían vino. Y era "lo que quitaba la resaca". Ahora se bebe de todo. Pero la juventud de hoy día ya no aguanta como antes. O eso dejan entrever Paco y Vicente. "Nos íbamos de casa a las 11 y no volvíamos hasta la mañana siguiente", recuerdan, con ese brillo en los ojos que estos peñistas nunca van a perder. Tampoco cuando cantan su himno. "Peña El Cubillo, leré".

Este reportaje puede reproducirse en el audio superior.

Jorge Alvarado

Jorge Alvarado

Periodista. Responsable Digital de la SER en Aranda. Presentador de Hoy por Hoy Peñafiel y El Banquillo...

 
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