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La familia de las niñas de Aguilar piden humanidad para conocer qué ha sido de ellas después de 30 años

Las familias de Virginia Guerrero y Manuela Torres han recurrido el archivo del caso ante la Audiencia provincial y piden conocer qué ocurrió para poder cerrar el capítulo más dolorosos de sus vidas

De izquierda a derecha Emilio Guerrero, Ramón Chipirrós, Carmen Baltagón y Begoña Tejerina / Beatriz Álvarez

Palencia

Las familias de Virginia Guerrero y Manuela Torres, las niñas de Aguilar desaparecidas en 1992, han recurrido ante la Audiencia provincial el archivo del caso por parte del juzgado de Cervera de Pisuerga al entender que no se han agotado las vías de investigación y al dar como válidas el juzgado acciones y testimonios que se han demostrado como falsas durante la investigación. Se sienten dolidos con la actitud de la jueza y, sobre todo, con el fiscal ya que entienden que no ha defendido sus intereses. Recuerdan que, aunque las desapariciones no prescriben en España, los crímenes y asesinatos sí, por ello piden, en un gesto de humanidad, que si hay alguien que sepa qué pasó con ellas lo comunique a través de cualquier medio, de forma anónima, para poder seguir adelante ya que, al responsable o responsables de su desaparición ya no les ocurriría nada. El hermano de Virginia ha asegurado que "no queremos venganza, sólo queremos saber qué ocurrió después de tantos años de incertidumbre".

El Juzgado de Cervera de Pisuerga acordaba archivar el pasado 9 de junio las actuaciones iniciadas en mayo de 2021 para averiguar lo que ocurrió con las dos niñas de Aguilar de Campoo que llevan desaparecidas desde 1992, al no constar "autor conocido en la perpetración de los hechos". Una noticia que caía como un jarro de agua fría sobre las familias y los abogados que las representan ya que entienden no se han agotado las vías de investigación. El despacho Criminológico Jurídico Balfagón & Chippirrás han lamentado también que la jueza haya decidido rechazar las diligencias y testificales solicitadas por ellos al entender que "no van a aportar datos significativos y relevantes" a la investigación.

La investigación última se ha centrado sobre tres individuos denominados A, B y C. este último quedaba descartado casi desde el principio. Lo último que se sabe de las niñas es que pasaron la tarde en Reinosa el día de su desaparición, estuvieron en una discoteca y en un parque y se las vio haciendo autostop y subiéndose a un Seat 127 color blanco o crema. Sin embargo, la familia se pregunta cómo es posible el archivo cuando en el caso del individuo A, poseía un vehículo de esa marca y modelo sin clarificar de qué color era. O cómo en el caso del individuo B, que esgrime como defensa que se encontraba en Estados Unidos, no se ha seguido investigando cuando la Guardia Civil ha demostrado que en ese momento no disponía de pasaporte que le hubiera permitido viajar al extranjero.

Igualmente solicitan que, con el avance experimentado por los medio técnicos desde 1992 a la actualidad se proceda a drenar la mina Fontoria que, en su momento, sólo pudo hacerse revisarse de manera parcial al no existir medio para ello y que, hoy sí se podría. O bien, a través de medios tecnológicos, revisar la Cueva Cervatos, otro de los posibles lugares de ocultación de los cuerpos.

Confían en que la Audiencia sea sensible a su petición y se muestran dispuestos a llegar hasta donde haga falta para conocer qué ocurrió con Manuela y Virginia el 14 de abril de 1992, cuando fueron a pasar la tarde a Reinosa (Cantabria) y nunca regresaron a su casa.

 
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